El último maestro del aire

Crítica de Bernabé Quiroga - CiNerd

LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ

Desde sus comienzos, el director hindú M. Night Shyamalan se dedicó a hacer un cine de géneros usualmente taquilleros pero camuflados en historias atípicas e inteligentes, contadas de manera muy original y con finales sorprendentes. Con SEXTO SENTIDO (1999) cambió el modo de hacer películas de fantasmas y se catapultó a la fama. Con EL PROTEGIDO (2000), el cine de superhéroes vio su lado más humano. Nunca se habían visto films como SEÑALES (2002), una perturbadora reinvención del cine de extraterrestres, y LA ALDEA (2004), uno de los exponentes más raros e interesantes del género de monstruos, por lo que Shyamalan era “inmenso” y todos esperaban ansiosos su siguiente paso. Mal interpretada por la crítica y gran parte del público, LA DAMA EN EL AGUA (2006), su conmovedor y brillante cuento de hadas, representó un tropiezo para el director. Desmoralizado, Shyamalan comenzó a responder a las peticiones del estudio y como resultado entregó EL FIN DE LOS TIEMPOS (2008), su mal lograda visión del apocalipsis. Dos años después, el director hindú se adentraría en el cine de artes marciales usando como excusa la adaptación de una exitosa serie animada de Nickelodeon conocida aquí como “Avatar: La Leyenda de Aang”. Tratando de ser lo más fidedigno posible para poder retratar fielmente la mitología del show, Shyamalan sobrecargó su nueva película con demasiados personajes, demasiadas tramas y nada de acción. Como resultado, llega a los cines EL ÚLTIMO MAESTRO DEL AIRE (2010), otro de los films más fallidos y desperdiciados del año y un nuevo tropiezo en la carrera de un gran director – aunque ahora, lamentablemente, lo de “gran” empieza a ponerse en duda -.

Las naciones del Fuego, Agua, Tierra y Aire están por entrar en guerra y solo un legendario guerrero conocido como el Avatar, el único capaz de controlar los cuatro elementos, puede traer paz al mundo. Esta aventura comienza cuando dos hermanos liberan por casualidad al nuevo Avatar, un niño llamado Aang que también resulta ser el último maestro del aire. De esto trata THE LAST AIRBENDER (2010), la primera parte de lo que supuestamente será una trilogía. Con dos films más en camino, Shyamalan podría aprovechar para corregir y evitar varios de los errores que cometió. Entre ellos, su guión que no logra balancear correctamente las tramas, historias y situaciones innecesarias, muchos personajes que están de sobra y que no aportan mucho o incluso tratar de regular esa costumbre suya de intentar convertir a todos sus films en exponentes poco convencionales dentro de los géneros a los que pertenecen. Es decir, hacer de THE LAST AIRBENDER lo que debería ser: Una entretenida - esta lo es poco - y disfrutable aventura para grandes y chicos, en lugar de una obra tan “artística” o personal. El problema es que, aunque esto último si se aprecia y le da una originalidad única a la película, después de todo sigue siendo la adaptación de una serie animada de Nickelodeon, y no fue una sabia decisión dejar este factor en segundo plano. En resumen, Shyamalan cumple visualmente, pero NO a nivel narrativo.

A pesar de ser, supuestamente, un film “de artes marciales”, EL ÚLTIMO MAESTRO DEL AIRE también desilusiona con sus escasas escenas de peleas. Demasiado estructurados y con pocos golpes, muchos movimientos coreográficos y cámaras lentas, los combates aburren y también bordean el ridículo o se tornan molestos cuando los personajes solo son testigos de las luchas sin participar de estas o cuando situaciones que podrían otorgar grandes dosis de acción, desilusionan al desarrollarse de manera errónea. Así, momentos tan esperadas como el enfrentamiento entre Aang y Zuko, la guerra final, (SPOILERS) la muerte del comandante Zhao (Aasif Mandvi) o cuando Aang convoca una gigantesca ola para detener a la Nación del Fuego (FIN DE SPOILERS) son, casi en su totalidad, desaprovechados. Una vez más las campañas de marketing le jugaron al publico una mala pasada porque lo mejor del film ya se podía apreciar en los trailers. Claro que sí hay algunos breves momentos en los que los personajes despliegan todas sus habilidades con los elementos y son estos, junto con la eficiente dirección visual de Shyamalan, la fotografía, los alucinantes efectos especiales o ver a Dev “Zuko” Patel nuevamente en la pantalla grande después de SLUMDOG MILLIONAIRE (2009), los que salvan el film de convertirse en un completo desastre.

También es imposible ignorar el gran trabajo que realizó el director y su equipo para plasmar la serie en la pantalla grande, creando un interesante y atrapante mundo pensado hasta el más mínimo detalle, con su mitología representada de manera correcta y con asombrosos diseños de decorados y vestuarios. Lástima que a este mundo lo llenaron de actuaciones flojas - en especial la del primerizo Noah “Aang” Ringer o la de Jackson “Soka” Rathbone (Jasper en THE TWILIGHT SAGA), quien nuevamente demuestra ser uno de los peores actores de su generación -, un ritmo demasiado lento que va decayendo a medida que avanza la narración, una innecesaria y constante voz en off, y varias historias que intentan encajar como pueden sin poder lograrlo, y puestas ahí por tratar de adaptar la serie lo más fielmente posible. Sí, es lo que todo fanático quiere, pero siempre hay límites. Con más de un declive, la narración llega hasta ese desabrido final continuado, muy lejos de los que el director nos tiene acostumbrados, pero que aun así deja al espectador deseando ver como continuará la saga y a los críticos con la intriga de saber si Shayamalan podrá reivindicarse con las inminentes secuelas o aunque sea salir airoso... Qué bien nos vendría ahora una bocanada de aire fresco.