Guionista de más de un éxito en la taquilla local de la última década (¿Quién dice que es facil?, Un novio para mi mujer, Me casé con un boludo) y director de la no tan popular Juntos para siempre (2010), Pablo Solarz se aparta de la liviandad de aquellas comedias románticas para aventurarse en una búsqueda mucho más compleja (aunque sin abandonar el humor) y con mayor disponibilidad de recursos (filmó en cuatro países y contó con seis compañías productoras). El resultado final, sin embargo, no es del todo convincente.