Dinámica historia sobre una problemática actual.
Durante los últimos años las denuncias por acoso sexual han crecido a un nivel alarmante. La diferencia entre esta época y las anteriores es que cada vez son más las mujeres que alzan su voz para mandar al frente a empleadores que, amparados por el poder, se exceden ignorando cualquier consenso. El Valor de una Mujer es una de esas historias. De esos silencios destructivos, tanto personales como sociales, que dejan de serlo.
La voz de la denuncia
El Valor de una Mujer cuenta con un guion sólido, proveyendo un conflicto sostenido y contundente que refleja una dura problemática actual.
El Valor de una MujerLa historia mete el dedo en la llaga en el encubrimiento de semejante atrocidad en nombre de intereses económicos y hasta incluso religiosos. La protagonista no solo encuentra obstáculos judiciales, sino que enfrenta el ostracismo de las mismas mujeres que callan, minimizan, tergiversan o insultan, por obligación a proteger un status quo nocivo pero que por desgracia les da el sustento.
Creo que lo más doloroso que ofrece la película, y lo que hace que empaticemos más con la protagonista, es el hecho de que los perpetradores hagan de cuenta como que no paso nada, teniendo el descaro de hacerse los generosos cuando dicha generosidad es el preámbulo para la amenaza y el chantaje.
El Valor de una Mujer, si bien claramente alude al coraje en cuestión de la protagonista, también señala el valor de muchas otras de las mujeres del entorno del antagonista, reforzando el punto de que si bien son minoría, el que tengan la valentía de denunciar, de rehusarse a apoyar a una figura despreciable, hace toda la diferencia en casos como este. Incluso en ese contexto, la película tiene coraje a la altura de sus protagonistas para sugerir que este es solo un caso. Esto sigue ocurriendo.
En materia técnica goza de un trabajo de cámara tan fluido como dinámico. Esto es complementado por un montaje ágil e inteligente, que sabe cuándo intervenir, sabe cuándo un solo plano puede contar mejor la historia y cuándo conviene que lo hagan varios. A ello debemos sumarle la música de Dario Marianelli que subraya con precisa sutileza cada momento.
No obstante, ambos apartados están al servicio de un trazo escénico notable. Un ejemplo claro es la escena donde el jefe de la protagonista incurre en la movida abusiva que da inicio al conflicto del filme. La tensión en dicha escena se palpa precisamente por no haber un solo corte, la marcación actoral es la que mueve todo. Uno siente la movida depredadora de ese jefe y percibe lo acorralada que se siente la protagonista.
En materia actoral, Cristina Capotondi destaca como esta mujer acosada, interpretación que sostiene un primer plano, haciendo que el derrame de una lagrima se sienta verdaderamente devastador. Valerio Binasco la complementa dándole vida a su antagonista, quien como los mejores villanos no percibe que haya hecho algo malo. Sale airoso del duro desafío de interpretar a un hombre que no expresa el más mínimo remordimiento ante lo destructivo de sus acciones.