El vals de los inútiles

Crítica de Flor Etcheto - Alta Peli

La ópera prima del chileno Edison Cájas muestra el conflicto estudiantil de Chile de 2011 a través de dos generaciones.

Todos a correr

Darío es un joven de 17 años y estudia en el Instituto Nacional de Chile, uno de los colegios más prestigiosos del país. Miguel Ángel tiene 60 años, es profesor de tenis y fue secuestrado durante la dictadura de Pinochet. Es el año 2011 y comienzan las movilizaciones estudiantiles en reclamo de una educación pública gratuita y de calidad. Como parte del reclamo, se organizan las “1800 horas por la Educación”, una maratón continua alrededor del Palacio de la Moneda de la que participaron miles de personas alzando una bandera negra. Observamos las movilizaciones, marchas, tomas de escuelas y hasta se baila el vals, ha llegado el momento de salir a las calles.

La lucha continuó
El documental pone de relieve las similitudes entre los hechos sucedidos en la dictadura militar chilena y la opresión del modelo neoliberal actual, a través de sus protagonistas. Su vida cotidiana se va empapando con los hechos históricos de la movilización, hasta comprometerla con la lucha. Los testimonios de Miguel Ángel me pusieron la piel de gallina, como también la emocionante maratón. Es realmente conmovedor ver cómo Darío y Miguel Ángel se relacionan con el reclamo estudiantil y hasta se apropian de él. A su vez, se los ve muy cómodos en la pantalla, teniendo en cuenta de que las cámaras los siguieron durante varias semanas. Hay un registro documental minucioso y completo, que va desde las marchas, la maratón, la represión de los carabineros hasta la vida cotidiana en en el Instituto Nacional.

Conclusión
El vals de los inútiles es un documental profundo y emocionante, que aporta una mirada fresca sobre el conflicto estudiantil en Chile. A través de la vida cotidiana de sus protagonistas nos adentramos en la situación política de Chile, que lamentablemente conserva elementos de la dictadura militar. El documental muestra que las heridas de la dictadura aún no cerraron, pero que existe una esperanza y es hora de salir a correr y a bailar por las calles.