Además de lo atractivo del título, “El vals de los inútiles” tiene como propuesta fundamental la reflexión sobre los tiempos que corren en materia de política educativa, a través de conocer dos historias separadas por muchos años pero que deben confluir en el mismo espacio y tiempo.
El documental de Edison Cájas comienza con un vals borroso, casi quejumbroso, por el hecho de tener que estar sucediendo. Darío y Miguel Ángel tienen orígenes distintos, pensamientos distintos, y están separados por una considerable cantidad de años. El primero es estudiante, el otro un adulto. Ambos son presentados ante cámara en un montaje paralelo en el cual los vemos asearse, acicalarse y vestirse, con un discurso sobre la educación y su necesaria reforma.
A partir de allí iremos conociendo a estos dos habitantes de Santiago de Chile que si bien provienen de historias distintas, ambos confluirán en una protesta por la mejora en las condiciones y el presupuesto de la educación estatal. El hecho de que Miguel Ángel haya vivido el mismo tipo de reclamos durante la dictadura de Pinochet, es el catalizador ideal para que el director haga su irrefutable conclusión: la cosa no cambió mucho en materia de educación.
Este y otro tipo de reflexiones hacen que “El vals de los inútiles” resulte ser una obra necesaria que debería funcionar como una suerte de nueva piedra basal para contrastar historias y realidades de los últimos 40 años.
Lamentablemente, propuestas como ésta suelen sufrir la falta de difusión. Para aquellos que puedan ir tendrán un valioso documento para hacer surgir el mismo tipo de cuestiones.
El documental político está vivo.