En “El vals de los inútiles” (Chile, 2013) de Edison Cajas se conjuga la documentación concreta de un hecho social a través de la participación del film en el mismo acontecimiento que narra, y esto es lo que enriquece la propuesta.
¿Es la película un documental? ¿Es el filme una ficción? ¿Cómo se cataloga esta propuesta? ¿O es necesario rearmar las mismas para poder comprender su verdadera impronta y mecanismo de producción?
En “El vals de los inútiles” el tema principal es la educación y se lo trabaja con una particular mirada y narración. La problemática fue noticia de las agendas de los medios de comunicación durante largo tiempo y aún no encuentra en el país vecino una solución.
El reclamo educacional que revolucionó a Chile hace unos años es aprovechado no solo para mostrar el estado de la problemática, sino que además posibilita realizar una lectura sobre la última dictadura y los vestigios y estructuras anquilosadas que aún imposibilitan el diálogo y la comprensión entre los chilenos.
Una parte de la población exige la educación pública y gratuita, otra quiere mantener todo como hasta ahora y fortalecer los excesos que por parte de la institución educativa se permiten y que película hay dos protagonistas excluyentes que lo representan.
Por un lado se narra la rutina de un joven y su participación activa en el último intento de democratizar la educación con toma de establecimientos y una fuerte adhesión por parte de la ciudadanía.
Por el otro la vida de un profesor de tenis con una activa militancia durante la dictadura y alguien que al igual que el joven tomó como bandera la imperiosa necesidad de abrir la enseñanza pero que en la actualidad se ubica en la misma sociedad que él rechazaba.
Entre ambos se hilará la problemática con potentes imágenes desde dentro del conflicto, para el contemporáneo, e imágenes de archivo que no hacen otra cosa que marcar un paralelo entre ambas historias.
La comunión que consigue reflejar Cajas entre las dos generaciones sólo es comprendida al finalizar la proyección, porque su empuje y fuerza termina de cerrarse cuando comprendemos que a pesar de la distancia temporal, el reclamo es el mismo.
El punto final a “El vals de los inútiles” es la suma de frases dichas por el ex presidente Piñera, que cada vez que aparece en pantalla termina por afirmar la continuidad de un discurso que exige en su urgencia y en la de sus protagonistas una inmediata solución y que impone una vez más la revisión de algunas cuestiones que aún duelen.