El vengador del futuro

Crítica de Bernabé Quiroga - CiNerd

TOTAL REMAKE

Si alguien les preguntara a los responsables de la remake EL VENGADOR DEL FUTURO (TOTAL RECALL, 2012) la razón de ser de este nuevo exponente Made in Hollywood, seguramente dirían que querían volver a contar la odisea de Douglas Quaid para que sea conocida por las nuevas generaciones. O tal vez, que querían homenajear un clásico de culto de ciencia ficción. O, si se sienten un poco más honestos, confesarían que querían aprovechar los avanzados recursos tecnológicos actuales. Yo pienso que Columbia Pictures tomó el genial film de 1990 de Paul Verhoeven solo para no tener que pensar una nueva idea y poder hacer fácilmente un producto 100% pochoclero y rentable, con efectos digitales asombrosos, escenas llenas de adrenalina, mucho ruido, explosiones y caras bonitas. Todo el paquete que vende a la perfección. Pero dentro del paquete se encuentra una película que, por más entretenida que sea, tambalea al sostener el peso de un clásico de culto sobre sus hombros.

EL VENGADOR DEL FUTURO es Douglas Quaid (Collin Farrell), un obrero cansado de su rutinaria, que decide asistir a "Rekall", la compañía que puede transformar tus sueños en recuerdos reales. Pero cuando el procedimiento sale terriblemente mal, Quaid pasa a ser un hombre buscado. Pronto se encontrará escapando de la policía - controlada por el tiránico Canciller Cohaagen (Bryan Cranston) -, con la ayuda de una luchadora rebelde (Jessica Biel) que lo llevará a conocer al líder de la resistencia, Matthias (Bill Nighy), y a descubrir su verdadera identidad, su verdadero amor y su verdadero destino. Como verán, esta nueva versión sí vuelve a contar a grandes rasgos la odisea de Douglas Quaid, pero lo hace sin esa magia, humor, osadía, simpatía, locura y violencia que poseía la original. Dejando al Planeta Marte y a los mutantes fuera de la ecuación, la remake se convierte en un producto más serio, realista, menos llamativo y hasta olvidable, pero igual de interesante si es la primera vez que escuchan esta historia. Sin embargo, a aquellos que hayan visto la original, la remake les parecerá un film completamente innecesario. Por su puesto que las espectaculares secuencias de acción y efectos digitales suman muchísimo - y superan a los ridículos (aunque entrañables) efectos de los 90 -, pero visualmente tampoco tiene nada que no hayamos visto en otra reciente película de ciencia ficción o de espías del estilo Jason Bourne. Y aunque introduce algunas ideas interesantes (el medio de transporte “La Caída”; la mayor participación de la esposa de Quaid; los debates sobre la identidad del hombre entre Quaid y Matthias), la remake desaprovecha todo lo que la versión original ya nos había entregado. De todas maneras, no calca ni le falta el respeto a EL VENGADOR DEL FUTURO de Verhoeven e incluso presenta en ocasiones pequeños homenajes a esta: la mención del Marte, la prostituta de tres tetas (que aquí se lleva las palmas, aunque sea solo por unos míseros segundos) y otros.

Creo que es injusto analizar el film solo teniendo en cuenta la relación con su antecesora. Remake o no, EL VENGADOR DEL FUTURO de Len Wiseman entretiene, atrapa e interesa, y lo hace con muy buenos efectos especiales, un interesante diseño del futuro - que mezcla MINORITY REPORT (2002) con BLADE RUNNER (1982) -, y secuencias de acción de alto impacto, aunque a veces repetitivas. Su historia – en ocasiones confusa, pero bien contada - es otro punto a favor ya que logra mezclar eficazmente elementos de ciencia ficción con una trama de espionaje, rebelión, algo de crítica política y esa inquietud que constantemente lleva al espectador a preguntarse si lo que ve es o no un sueño. El elenco es solido y sus actuaciones son correctas, pero más de uno está desaprovechado (los enormes Nighy y Cranston) y la mayoría son personajes poco desarrollados que sirven más que nada para protagonizar secuencias de acción en una película visualmente espectacular, narrativamente correcta, pero fría y carente de alma. La remake de EL VENGADOR DEL FUTURO no es mala, no es aburrida y acepto que sí vuelve a contar la odisea de Douglas Quaid para que sea conocida por nuevas generaciones, aprovechando los recursos tecnológicos y homenajeando en más de una ocasión a la original. El problema es que lo hace sin arriesgarse, sin sorprender, sin innovar, sin alocarse y sin shockear. Por eso no llega nunca a ser un clásico de culto y por eso está condenada a ser una película que, en un futuro muy cercano, ya habrá desaparecido de mi memoria... Ehhh, ¿de qué estaba hablando?