You are always on my mind
Basado en el cuento “Podemos recordarlo todo por usted” -publicado en 1966 por el autor Philip K Dick- se estrena este jueves una nueva versión cinematográfica de aquella breve historia que fuera incluida en una recopilación de ciencia ficción.
El cuento en cuestión nos relata la historia de Douglas Quaid, un hombre totalmente obsesionado con visitar Marte. Ante la imposibilidad económica de hacerlo (el relato se sitúa en un futuro en el cual los viajes a ese planeta son posibles aunque costosos), nuestro protagonista se reconoce como “un mísero empleaducho”. Con semejante confesión no hay que ser muy perspicaz para observar que la autoestima del muchacho anda por el piso.
Para evadir el destino de desidia y monotonía Douglas decide optar por los servicios de Total Recall, una factoría de recuerdos que se especializa en la implantación de imágenes en el cerebro humano con la que nutren la tediosa vida de sus clientes (la empresa proveedora las llama implantaciones nemotécnicas extra fácticas… ¿qué tal?).
De modo que ahora sí Douglas puede cumplir el sueño que tanto lo desvela e incluso hacerse de algunos souvenirs de su aventura como fotografías, tickets del viaje, películas filmadas por otros que lo muestren en el planeta, etc. Todos estos elementos harán creíble la experiencia implantada en la mente del cliente de Total Recall.
Pero en el proceso algo sale mal y la vida de Douglas se ve inmersa en un eterno devenir entre la realidad y la identidad que cree conocer (su trabajo, su esposa y sus limitaciones diarias) y otra vida donde la acción está a la orden del día en medio de un mundo conspirativo.
Las adaptaciones al cine de las obras de Dick han sido numerosas siendo las mas recordadas Blade Runner y Minority Report: Sentencia Previa. Sin embargo, esta versión dirigida por Len Wiseman se aparta de ciertos elementos fundantes del relato del escritor. Los viajes al planeta Marte fueron borrados del argumento y lo que sí subsiste es la existencia de un poder opresor, ahora en forma de una empresa exploradora y explotadora, que motiva en Douglas (un correcto Colin Farrell) la necesidad de evasión.
El papel de la esposa de Douglas descansa en manos de Kate Beckinsale (esposa del director Wiseman) quien tiene la diíícil tarea de sustituir en la memoria colectiva aquel papel que llevara al ojo público a una jovencísima Sharon Stone. Sí, claro, hablamos del filme de Paul Verhoeven de 1990 protagonizado por el muy popular Arnold Schwarzenegger en el mejor momento de su carrera (un año después llegaría la celebrada Terminator 2: Juicio Final).
La colonia marciana retratada en la primera versión cinematográfica es remplazada en este film por una ciudad agobiada, húmeda y con reminiscencias orientales divididas en eternos niveles superpuestos que forman lo que da en llamarse La Colonia Ámbito, en la cual las condiciones de vida son básicas y teñidas por el yugo opresor del poder imperante. La vida anterior de Douglas parece ser la clave para lograr poner en movimiento a un grupo de rebeldes que se oponen a la explotación que sufren las masas obreras.
El film cumple con los requisitos básicos de un film del género, pero sin embargo deja pendiente el explorar gracias a las tecnologías actuales los desolados paisajes marcianos o el mundo del futuro, que tal vez podrían ser su marca distintiva y valor agregado en relación con su predecesora del noventa.
Al igual que en Total Recall el recuerdo de un gran film no logrará instalarse en la memoria de los espectadores.