Las mieles del éxito
En El verano siguiente (2014), rockumental sobre la banda uruguaya No Te Va Gustar, el realizador Gabriel Nicoli realiza una suerte de ensayo sobre el precio de la fama, a través del recorrido intimista por el año de mayor éxito pero también el más desgraciado de los hacedores del disco El calor del pleno invierno.
Lo que sería el documento visual sobre el proceso creativo que desencadenaría en el nuevo disco de la banda, toma otro giro ante la trágica muerte en un accidente automovilístico del tecladista del grupo Marcel Curuchet. A partir de ese hecho El verano siguiente adquiere otro sentido para convertirse en una especie de ensayo sobre la vida y la muerte.
Si lo que el espectador (y los fans de NTVG) piensa encontrar en El verano siguiente es un rockumental clásico que registra un recital o donde suenan las canciones del grupo retratado está ante la película equivocada, de hecho en este caso la música original corresponde al también músico uruguayo Fernando Cabrera y el único tema completo de NTVG solo sonará en los títulos finales. Tampoco focaliza sobre el proceso creativo, ni sobre el detrás de escena de sus giras y grabaciones, aunque están presentes en imágenes y palabras. Sino que va mucho más allá para convertirse en algo mucho más filosófico y menos banal.
Gabriel Nicoli se mete con su cámara en el interior del grupo y por ende dentro de cada uno de sus integrantes para exteriorizar sus miedos más profundos y entremezclarlos con los sabores del éxito. Pero por sobre todas las cosas ver ese enfrentamiento que se produce con la vida ante la repentina muerte de un amigo. Será ese hecho el que funcione como bisagra dentro de una banda que, alejada de los tópicos que marcan al rock, se encuentre con el éxito en medio de la tragedia. Pero que también hará que una película que en un principio sería sobre la creación se vuelva introspectiva y personal, donde temas como los miedos, las alegrías, las tristezas, los amigos, los amores y los fans salgan del confesionario de lo privado para hacerse público.
Pese a que seguramente, por esas razones del marketing, El verano siguiente llevará más fans de NTVG que simples espectadores ávidos de ver un documental interesante, merece que se le dé una oportunidad. No solo para conocer a una banda (que puede gustar o no) sino para encontrarse con algunas cuestiones que hacen a la vida y a la muerte.