ATERRIZAR EN LA REALIDAD
Buen entretenimiento y otro gran trabajo del enorme Denzel Washington, aquí dándole vida a un piloto alcohólico y drogón que se vuelve súbitamente famoso al lograr aterrizar un avión en condiciones absolutamente adversas. Pero claro, si salen a la luz sus adicciones, todo se derrumbará. La culpa, la responsabilidad, la desesperación la mentira y la soledad del vicioso se alternan en este relato que es cine catástrofe, thriller y un melodrama sobre la recuperación y el remordimiento. Es una historia bien presentada, pero el libro deja algunos cabos sueltos y apuesta a un final facilista y con mensaje superador. Hay suspenso (la escena en el avión es impecable), buenos personajes (el abogado, el proveedor, el amigo) y sostiene el interés. Pero no es un gran filme. En lugar de aprovechar el juicio para abordar el tema desde sus varias aristas, apela a un desenlace poco convincente. Washington está magnífico: manipulador, culposo, soberbio. “Nadie me puede enseñar a mentir. Soy alcohólico y siempre he tenido que mentir”, explica. Pero al final, cuando se encuentra con la verdad, su vida tocará tierra.