Que no se pierda la palabra
La mayoría de los documentales cinematográficos se dedican a contar un relato biográfico de una persona específica y casi siempre de manera educativa. Pero esta vez la directora Lorena Jozami lo hace desde otra perspectiva más emocionante y sentimental con El Zoco de la Buri Buri (2017).
El Zoco de la Buri Buri es un docu-ficción que cuenta la historia de Jorge Rósenberg, un hombre que empieza a escribir para revivir la ciudad de su infancia. La ciudad de Santiago del Estero está desapareciendo y Jorge lucha por rescatarla con la escritura, mediante unos relatos en prosa poética publicados en un periódico local con los que da vida a la antigua ciudad, de cines, empedrados y luces amarillas, fundando así una nueva. Cada relato que se va sucediendo en el documental forma una pequeña parte de la historia de la provincia: se trata de charlas de amigos entre vino y asado que recuerdan un pasado de personajes, lugares y calles que ya no estan, y aluden a un tiempo mejor e idílico.
Este proyecto santiagueño premiado en el 2012 por el comité de proyectos documentales del INCAA habla de lugares añejos como el cine, la aventura que le generaba a un niño ir a ver una película, sin dudas produce nostalgia en el espectador y más si es oriundo de la provincia o del interior del país. Pareciera que en las afuera de Buenos Aires existen miles de historia que esperan por ser contadas y no olvidadas.
Pero lo más importante son los recuerdos de Rósenberg, escritos en un diario del lugar, en la columna titulada “Pluma y pincel”. Relatos bastante influyentes para los lectores porque reflejaban sus propias vidas en los lejanos años noventa, historias vividas por esa generación.
La directora además de mostrarnos un relato conmovedor, nos permite conocer un poco más de una provincia desconocida para muchos, a través de la fotografía de sus calles, sus parques y estaciones de trenes. Parte de una historia que esperemos sean recordadas a través del tiempo en forma de palabras que no se pierdan en el viento.