Elefante blanco no es la primera historia de marginalidad que se hace dentro de la producción nacional.
Sin embargo, en este caso el motivo principal por el que salís satisfecho del cine, luego de haber disfrutado una gran película, es que el director Pablo Trapero nunca se olvida en sus trabajos que ante todo es un narrador de historias.
Es decir, ni el El bonaerense ni este estreno fueron concebidos como los filmes de denuncia social definitivos que aspiran a recibir un premio de Amnesty.
Son relatos que te trasladan como espectador a mundos densos y violentos, de mucha marginalidad, que no dejan de ser un retrato de la sociedad en la que vivimos y funcionan porque se cuentan con honestidad.
Elefante blanco es un gran cuento y es probablemente la película más compleja de Trapero hasta la fecha.
No porque sea una historia complicada de seguir, sino porque (y esto es otra virtud del film) a lo largo de su desarrollo combina varias temáticas profundas como el poder de los narcos en la villa, la realidad cotidiana de los vecinos, las internas políticas de la Iglesia, la burocracia gubernamental y el trabajo de los asistentes sociales y curas que tratan de hacer la diferencia en estos lugares.
Todas estas cuestiones se trabajan desde la óptica de los tres protagonistas que a su vez tienen sus propios conflictos personales.
Es una historia que logra hacerte reflexionar sobre estos temas sin convertir la trama en una gran ensalada.
Lo cierto es que no abundan las películas nacionales donde tenés la posibilidad de disfrutar una buena historia con una puesta en escena cuidada e interesante, por eso también están buenas las películas de Trapero.
Algunos argumentos te pueden enganchar más que otros pero en general son filmes que logran envolverte desde la narración.
Por ejemplo, la escena en que Jérémie Renier (Escondido en brujas) tiene que entrar en un cuartel de narcos y negociar un asunto tiene más tensión y suspenso que varios thrillers estrenados en el último tiempo.
Es un momento tremendo y aterrador por el realismo con el que fue filmado.
Esto me lleva a otra cuestión que para mi fue clave en el resultado de esta película.
Los tres protagonistas son grandes profesionales y están a la altura de lo que uno espera de ellos.
Sin embargo la gran sorpresa de este film son todos los actores secundarios, que en algunos casos son vecinos del lugar donde se desarrolla esta historia y están excelentes.
Sin un buen trabajo de dirección un personaje secundario que habla dos palabras te puede arruinar por completo una escena o directamente la película como sucedió en otras ocasiones.
Me parece muy importante lo que hicieron en esta cuestión y creo que tuvo un rol clave dentro de la experiencia que Elefante blanco le ofrece al espectador a la hora de conectarlo con ese mundo en el que se desarrolla el relato.
La verdad que esta es una gran película que merece su recomendación y no hay que dejarla pasar en el cine.