Cámara quieta, un departamento solitario, una rama que se interpone en la vista del espectador, el sol que poco a poco va iluminando la escena, el graznido de un ave que corta la tranquilidad del ambiente, y una mujer que se despierta segundos antes de que suene el despertador. Así comienza esta interesante, delicada y visualmente perfecta propuesta dramática, que expone una mirada profunda y que no dejará indiferente al público, sobre la familia, el trabajo y el destino.