“Elena” es festivalera. Sin dudas, hace un tiempo venció en la competitiva sección de Cannes, “A certain regard” y en cuanto se instala el encuadre inicial, ya sabemos lo que Andrei Zvyagnitsev se trae entre manos: una visión cruda, gélida y descarnada de cómo el dinero mueve al mundo y define el destino de las personas. Propone un relato pausado, metódico, inexorable sobre cómo las diferencias sociales marcan mucho de la suerte de los sujetos en los tiempos que corren.
Vladimir y Elena llevan un tiempo corto de casados. Viven en una Moscú bien posmoderna. Pero…pertenecen a clases distintas: el tiene mucho dinero, ella no. El es mayor (bastante parece) que ella y no está bien de salud. En realidad, sabemos que esta pareja no tiene mucho que ver asi que adjudicamos su unión a razones no sentimentales, precisamente... Pero algunos matrimonios son así. El primero sufre un ataque cardíaco y comienza a pensar que su final se aproxima. En esa vuelta, la hija que tuvo en una pareja anterior, regresa para hacerle compañía en el hospital y reestablecer algo del vínculo que no tienen. Vladimir no es un tipo que a uno le guste ver, pero…
El hombre se conmueve con la aparición de su hija, siente remordimiento luego de la visita y termina decidiendo que la mayor parte de su herencia, no irá a Elena. De más está decir que quien estuvo todo este último tiempo a su lado fue su sacrificada mujer (bueno, tampoco tanto, un par de años creo)… Asi que de tomarlo bien, ni hablar. Para agravar las cosas, ella tiene un hijo que presiona por dinero. Claro, el único que tiene comodidad económica ahí es Vladimir, y él es la llave que abre todas las puertas. Si quiere. Pero es un toque despótico y no simpatiza con la familia de su mujer. Y parece que esta vez, no está interesado en ayudar.
Asi que una vez que todas las piezas estén en el tablero, el conflicto se corporizará y la historia lentamente irá oscureciendose, hasta volverse gris y monolítica.
Dentro del elenco, Elena (Nadezhda Markina) es fantástica… transmite sensaciones e ideas con gestos imperceptibles. Excelente. Dentro del aspecto técnico, la fotografía subraya el clima opresivo y el frío moscovita como pocas veces. Donde el film flaquea es en la construcción de algunos secundarios y la progresión narrativa, que a veces se ralentiza y se detiene en elementos y acciones simples que le quitan ritmo. Demasiada contemplación en muchos casos (de ahí mi definición "festivalera") que podría haberse reformulado.
Más allá de eso, “Elena” es interesante. Sólida y decidida. No titubea en ir y mostrar sin tapujos las convicciones y sentimientos que mueven a los sujetos, en necesidad y ante situaciones extremas. Tiene fuerza y es un gran fresco de cómo es la vida en la Rusia de hoy. Si les gusta el cine europeo, no duden en ir a verla.