Terror en internet
‘Eliminar amigo’ podría haber sido moderna y original si no se hubiera enamorado del truco de mostrar sólo la pantalla de una notebook.
Ya pasaron quince años largos del estreno de El proyecto Blair Witch, la primera película importante en utilizar el recurso del found footage. Aunque se pueden señalar precursoras -la más reconocida es la italiana Holocausto caníbal, de Ruggero Deodato-, fue aquella película de fines del siglo pasado la que vino a sacudir un poco el género del terror con la idea ingeniosa de simular que lo que estamos viendo es un video casero encontrado por alguien.
En estas películas no hay música -y si la hay es diegética, o sea, música que ponen los protagonistas-, simulan no tener montaje -pero obviamente sí lo tienen, aunque bastante sencillo-, siempre hay cámara en mano y los encuadres son simuladamente descuidados y desprolijos. Tienen dos objetivos, uno noble y otro no tanto. El noble: generar un efecto de realidad que asuste más, como cuando te contaban una historia de terror en un campamento como si fuera real; el no tan noble: exhibir el ingenio del realizador, que se encuentra ante el desafío de contar una historia, de desarrollar personajes, de crear climas, sin muchas de las herramientas del cine tradicional.
Lo primero está bien, lo segundo es como obligar a Roger Federer a que juegue al tenis con las manos esposadas: puede que nos sorprenda con su habilidad para devolver unas cuantas bolas aún con esa dificultad impuesta, pero sería una habilidad más circense que deportiva. Y también, digamoslo, hay pocos cineastas que se puedan comparar a Federer. Desde ya, ninguno incursionó en el found footage.
Pero Eliminar amigo va un poco más allá en la idea del found footage. Toda la película está narrada desde el escritorio de la notebook de uno de los personajes, que no casualmente se llama Blair (Shelley Hennig). La vemos chatear, googlear, usar Skype -así le vemos la cara, a ella y a los demás protagonistas-, entrar a YouTube, clickear en algún .mp3 -música diegética- y demás.
Pero esto que podría parecer una vuelta de tuerca innecesaria al ya innecesario yeite del found footage -Federer está con las manos esposadas y la raqueta es de yeso y pesa un kilo-, tiene cierta justificación en el argumento. Se cumple el primer aniversario de la muerte de Laura (Heather Sossaman), que se suicidó víctima del bullying virtual. Durante una sesión de Skype entre Blair, su novio y tres amigos, llega un mensaje de Facebook desde la cuenta de Laura. ¿Alguien la hackeó o es la amiga muerta que vuelve para vengarse de sus victimarios?
¿Cómo contar una historia en donde los acontecimientos son likes de Facebook o comentarios en fotos de Instagram? La historia de Eliminar amigo ocurre en la internet de la misma manera que una película de Woody Allen ocurre en Nueva York y Star Wars en una galaxia muy muy lejana, y por lo tanto el artilugio no es antojadizo.
Pero claro, Federer sigue teniendo las manos atadas -y el georgiano Leo Gabriadze tampoco es Federer- y aunque Eliminar amigo logra mantener el interés y la tensión con recursos mínimos durante sus 83 minutos, deja la sensación de que el techo para este tipo de películas es bajo. Por más justificación que haya en este caso, sigue habiendo escenas forzadas y la verosimilitud está colgada de un pincel. En suma: le caben las generales de la ley.
Quizás si Gabriadze, su guionista Nelson Greaves y el productor Timur Bekmambetov no se hubieran enamorado del truquito, si le hubieran dado un lugar preponderante al mundo virtual pero no exclusivo, quizás si no se hubieran esposado las manos voluntariamente, estaríamos ante una pelicula moderna y original. Lo que hay es apenas interesante y un poco tonto.