Cómo no ponerle cinco estrellas a una película como Ella dijo, que denuncia a hombres poderosos llamándolos por su nombre, que se anima a dar la cara y a poner el cuerpo (con actrices que hacen de ellas mismas), que señala las injusticias sin el mínimo temor y que encara la verdad con valentía y claridad ejemplares.
La película de la directora alemana Maria Schrader (La jirafa, El hombre perfecto) es un prodigio cinematográfico, con una puesta en escena sobria y una fotografía (a cargo de la argentina Natasha Braier) que agiliza el ritmo de un relato que emociona con actuaciones tan impecables como contundentes.
El guion es de Rebecca Lenkiewicz (Ida, Colette) y está basado en la investigación de tres reporteras de The New York Times, Jodi Kantor, Megan Twohey y Rebecca Corbett, que fue fundamental para hacer público el caso de Harvey Weinstein, denunciado por violación, abuso y acoso sexual a varias actrices de Hollywood, dando inicio al movimiento conocido como #MeToo.
Weinstein fue condenado en febrero de 2020 a 23 años de prisión por un tribunal de Nueva York, en gran parte gracias a las investigaciones publicadas por The New York Times y The New Yorker. Actualmente, el exproductor de las compañías Miramax y The Weinstein Company enfrenta un segundo juicio en Los Ángeles.
Según muestra la película, durante las décadas de 1990 y 2000, Weinstein aprovechaba su poder para cometer delitos sexuales sistemáticamente. Mientras recibía premios en grandes festivales como el de Cannes y el de Venecia, el productor hacía de las suyas en los cuartos de hoteles, donde esperaba a sus víctimas para violarlas con total impunidad.
Lo que más conmueve de Ella dijo es cómo desarrolla su tema, enmarcándolo en la tradición de películas sobre investigaciones periodísticas, como Todos los hombres del presidente o El informante, entre otras. Y su punto fuerte es, sin dudas, las actuaciones de sus dos actrices principales, Carey Mulligan y Zoe Kazan, quienes se ponen la película al hombro en los papeles de Megan Twohey y Jodi Kantor, dos reporteras que son madres y que aun así tienen la fortaleza de seguir adelante con una investigación compleja y arriesgada.
Es importante ver cómo los hombres quedan en un segundo plano, pero en el buen sentido, cuidando a los hijos y permitiéndoles a las mujeres hacer su trabajo de la mejor manera. El ritmo trepidante de la película se debe también al firme pulso de la directora y a lo bien que están las actrices secundarias, desde Jennifer Ehle hasta Samantha Morton, pasando por la conmovedora Ashley Judd, quien hace de ella misma.
Otro punto a favor es que muestra que el periodismo, cuando es ejercido con responsabilidad y rigor, puede cambiar el rumbo de la historia y hacer justicia. Emociona ver a un editor ejecutivo como Dean Baquet (Andre Braugher) y a una compañera de trabajo como Rebecca Corbett (Patricia Clarkson), quienes ayudan a las reporteras en todo momento.
Además, la película se anima, en un comienzo, a denunciar a Donald Trump, señalando que lo que lo salvó de que lo lleven a juicio por denuncias de mujeres fue su elección como presidente en 2016. La valentía de nombrarlo es algo que hay que valorar.
Ella dijo es una película indispensable y consciente de que la investigación de las reporteras es una gota en el océano, pero una gota que ayuda a que otras mujeres se animen a hablar y a tomar consciencia del problema.
Por último, hay que decir que el productor ejecutivo del filme es Brad Pitt, lo que significa, también, toda una carta de amor a Gwyneth Paltrow, una de las tantas víctimas de Weinstein.