Situada en Los Angeles en el futuro cercano, Her, de Spike Jonze, es una historia de amor que examina la intimidad en el contexto del mundo moderno. El protagonista, Theodore (Joaquin Phoenix), se gana la vida escribiendo bellas cartas personales para otros, pero está solo y triste luego de su divorcio. Hasta que descubre un nuevo sistema operativo que promete escuchar, entender al usuario y adecuarse a sus necesidades. Al iniciarlo, conoce a “Samantha” (Scarlett Johansson), una voz femenina sensible, simpática y sorprendentemente graciosa. Samantha tiene la capacidad de aprender y de pensar de manera independiente, volviéndola una secretaria perfecta para Theodore. Pero pronto los deseos y necesidades de ambos crecen, y lo que empieza como una relación de trabajo, deriva en amistad y luego se convierte en amor.
Her explora la paradoja que acompaña a toda nueva relación romántica: queremos que nos conozcan, pero a la vez tememos darnos a conocer. Queremos establecer nuevas conexiones, buscamos el amor, pero a la vez eso nos asusta. En este sentido, Samantha resulta interesantísima como personaje, porque al ser una inteligencia artificial, no tiene pasado ni preconceptos sobre las cosas. Su falta de temor y prejuicios la vuelve totalmente libre y abierta a nuevas experiencias. Son pocos los momentos en que vemos a otras parejas de Theodore (una escena con su ex mujer, interpretada por Rooney Mara, y una cita a ciegas con el personaje de Olivia Wilde), pero el contraste resulta tan marcado como interesante: su ex es la encarnación del pasado de su relación, con todas las frustraciones y resentimientos del caso; su cita a ciegas logra malinterpretar las intenciones de Theodore, posiblemente por proyectar sus temores en él...