Nada más cercano a la realidad futura
He aquí un alegato futurístico a la gran epidemia mundial: la soledad.
Theodore (un Joaquin Phoenix notable)es un hombre que vive en el mundo venidero, nada menos que escribiendo cartas personales, tarea que parece además de obsoleta muy poco aprovechable en un inmenso marco de vacías cotidianidades. El tipo viene de una relación afectiva que lo ha dejado bastante enclenque y lastimado, y como si nada en su nada misma, hay que agregar que sus horas vacías se complementan con juegos hogareños con unos hologramas o la curiosa practica de sexo telefónico.
Así llegará a la instalación de un sistema operativo, que promete ser una entidad intuitiva con cada usuario, y allí se dará una misteriosa relación sostenida por un voz graciosa, envolvente -jugada nada menos que por Scarlet Johansson-, la más loca cosa es que de a ratos en esta relación vacua, parece Theodore más máquina que su deseable compañera de la nada misma, que si muestra más vida que éste.
Spike Jonze, el director se juega a un relato con alguna que otra banalidad en el guión, pero logra mostrar una verdad genuina, hay que observar en el mundo ese, escenas multitudinarias tan vistas hoy día: gente que camina colgada o se mueve siempre con su celular o con los varietales tecnológicos de hoy, llámese Instagram, Twiteer, Msj de textos etc etc, o sea el más absoluto y total frío anexo del ser humano de hoy. A su vez la propuesta tiene a favor, además de sus actuaciones -un ejemplo es la estupenda amiga que interpreta Amy Adams-, la dirección de arte, buena fotografía, una significativa música, y cada uno de los planos y puestas de cámara que son de exacta calidad.