Cómo desaprovechar un tema interesante
En esta película hay una señora de su casa, dedicada a su marido y sus dos hijos. Y también hay dos chicas que nadie definiría como «señoritas de su casa». Tampoco son de «esa clase de casas». Simplemente, viven dedicadas a los maridos. De las señoras de su casa.
La primera habita un lindo departamento en pleno París, lástima que deba compartir techo y comida con los tres pelmazos malenseñados que ella misma crió. Fuera de eso, escribe para «Elle», pero no debe ser periodista profesional. Tarda muchísimo para entrevistar a las chicas y resumir la entrevista en dos páginas. Eso que se trata de algo sencillo, una semblanza de sólo dos de las 40.000 estudiantes universitarias que cada año, en Francia, se ganan sus euros atendiendo gente necesitada. Bueno, en este caso hay una francesita y una rubia polaca.
Se alternan entonces las charlas de las señoritas con la señora, las labores cotidianas de ésta en su hogar, y las labores también cotidianas pero más variadas de las niñas. Una se siente algo a disgusto con los suyos, y las otras arriesgan algún disgusto con un cliente sádico o una madre severa. Nadie es feliz del todo en esta vida, y tampoco los espectadores, porque las situaciones se repiten sin mayor crecimiento dramático ni precisión narrativa. Llegado cierto punto, cabe sospechar que varias experiencias íntimas que ahí vemos no pasan realmente en ninguna cama, sino en la imaginación de la señora. Puede ser, y tendría sentido. Pero, ya que estamos, las libretistas bien podrían haberse imaginado una historia mejor contada. En fin, algo similar ocurre en muchos matrimonios (y encuentros extramatrimoniales).
Intérpretes, Juliette Binoche, que ha estado en películas mejores, Anais Demoustier, con carita de buena, y Joanna Kulig, que también impresiona de frente. Coguionista y directora, Malgorzata Szumowska, que es hija de un periodista y una escritora, pero no se nota.