Zombis daneses
El título original, Sorgenfri, se refiere al escenario en que transcurre la exigua historia de este enésimo film de zombis, una variedad tan frecuentada como carente de innovación. La única rareza, en este caso, tiene que ver con su origen: es un film danés ambientado en ese tranquilo barrio de los suburbios de Copenhague donde viven los protagonistas, una familia de clase media sin demasiados rasgos singulares.
La mamá es la encargada de abrir el relato, que Bo Mikkelsen organiza como un racconto. La mujer está tratando de tranquilizar a su hija menor que aparentemente acaba de despertar de una pesadilla. Pronto sabremos que la pesadilla no era tal, sino lo que está viviendo todo Sorgenfri, desde que a causa de un misterioso y contagiosísimo virus que está diezmando a la población, las autoridades han prohibido a los residentes salir de sus casas, con lo que se ha frustrado el prometedor verano que se anunciaba y que todos se estaban aprestando a disfrutar, en especial el hijo adolescente de la familia, que acaba de conocer a una linda vecinita.
La enfermedad no es una vulgar gripe, sino un mal del que no se dan mayores detalles y ya puede imaginarse por qué: los infectados se suman a los zombis que hemos visto en los innumerables films que siguieron el camino inaugurado en 1968 por George Romero en La noche de los muertos vivos. No hay mayores novedades, pues. Tampoco se las propone Mikkelsen, que apenas muestra algún oficio y demora casi hasta el final para imponer algo de acción.