Otro que ve gente muerta
Filme de horror en el que Adrien Brody es un psicoanalista en crisis, que ve a sus pacientes... muertos.
Para un psicoanalista quizá no haya nada peor que tener que revisar sus propias memorias reprimidas. Irónica o terriblemente, eso es lo que le sucede a Peter (Adrien Brody, con rostro de perdido como en El pianista) cuando se ve compelido a regresar a su pueblo natal.
En buena parte se entiende: hace un año perdió a su hija, cuando la descuidó mientras ella aprendía a andar en bicicleta por mirar algo en una vidriera. Esa distracción, cree, le causó la muerte.
Tal vez se entienda más si revelamos -pasa al comienzo- que Peter comienza a advertir que sus pacientes están todos muertos. O sea: ve gente muerta.
¿Alucina? ¿Está atravesando una crisis? ¿O nada tiene sentido?
La película del australiano Michael Petroni abreva en unas cuántas, por lo que no es precisamente original, pero la manera en que iba llevando el relato generaba cierta curiosidad, teñida de tensión.
Cuando llega a su viejo hogar y se cruza con su padre, un ex policía, eso se mantiene.
Pero cuando a Petroni, autor del guión, se le da por explicar más de lo que venía haciendo, hace un giro y el género se resiente. No es que esté mal pegar un volantazo. El problema es hacia dónde se encamina.
Película sobre la culpa, thriller, filme de horror, película de fantasmas y drama, Ellos vienen por ti termina siendo el resultado de una mezcolanza batida.
Con un flashback recurrente, en el que Peter se ve a sí mismo cuando era adolescente, y que nunca termina, el director más que atraer la atención y la intriga del espectador termina distanciándolo, porque no le deje participar, resolver el misterio: se lo da servido.
Además de Brody, el irlandés Sam Neill -inició su carrera en Nueva Zelanda y Australia- tiene un par de momentos sentado (es quien le derivó los pacientes), y le bastan para meter más suspenso que el que no vendrá después.