Una buena versión que carece de la gran “China”
Remake de la coproducción argentino-española que dirigió Marcos Carnevale, este filme norteamericano tiene lo suyo, aunque le falte carisma.
Supone una prueba a la objetividad ver Elsa y Fred en versión norteamericana, cuando se es argentino y se ha visto en cine y revisto en cada pasada televisiva la emotiva producción argentino-española que en 2005 dirigió Marcos Carnevale y protagonizaron maravillosamente "China" Zorrilla y Manuel Alexandre.
Algo similar sucedió cuando Nueve reinas (2000, Fabián Bielinsky), tuvo su sucedánea yanki cuatro años más tarde y los de por aquí nos encontramos comparando a John C. Reilly con Ricardo Darín y a Diego Luna con Gastón Pauls.
Para bien de Elsa y Fred, la edición 2014 corre mejor suerte que el otro, citado, intento, y contruye un cuento con altura, que recrea -ahora en Nueva Orleáns-. el romance tardío entre Elsa Hayes y Fred Barcroft.
Ella es una señora de la tercera edad con una jovialidad envidiable, que sueña con emular a la protagonista de La dolce vita y bañarse en las aguas de la Fontana di Trevi, y él, unos años menor, es un viudo recientemente mudado al edificio, demasiado cascarrabias para emparejar con ella.
Pero la magia sucede porque Elsa no pierde su tiempo: sabe lo que quiere y adonde dirigirse para conseguirlo.
Nadie, sino la espectacular Shirley McLaine, hubiera podido interpretar a la alocada Elsa,aunque para el corazoncito rioplatense, ni siquiera la protagonista de La fuerza del cariño puede con ese `toque´único que le dio la querida "China". Ante la pantalla, el mohín de la comparación traiciona.
No obstante, la comedia funciona con sus momentos de humor y drama, y se gana el pase a ese grupo de inevitables que, conforme pasen los años, seguirá tentando al control remoto a detener el zapping, cuando realice su obligado paso a la televisión.