“¿Naces con un destino o simplemente toca a tu puerta?” Este no sería el primer film que trata de abordar la fascinante y ciclotímica historia del legendario Rey del Rock & Roll, Elvis Presley. Sin embargo, “Elvis” es un proyecto ambicioso que viene bajo el brazo del visionario cineasta, Baz Luhrmann (director de la mítica Moulin Rouge y El Gran Gatsby), que por medio de su desorbitado estilo kitsch, explora la vida y música del gran ícono del rock a través de su compleja relación con su enigmático manager, “Coronel” Tom Parker.
Escrita por Luhrmann y Jeremy Done, y narrada desde la mirada del Coronel Parker, la película recorre especialmente los primeros años de Elvis Presley como artista, dándole vital importancia a su origen y a su infancia. En 1948, luego de la encarcelación de su padre, su familia debe mudarse desde Mississippi a Memphis, a un barrio habitado en su mayoría por afroamericanos. Al haber sido criado bajo el espíritu del gospel, la música negra terminaría siendo una enorme influencia en su repertorio musical, con un especial impacto en él como artista. Con la sorprendente interpretación magistral de Austin Butler en la piel del Rey, y con la increíble transformación de Tom Hanks en el Coronel, la película se concentra en abarcar más de 20 años de carrera del músico por medio de la particular dinámica entre Presley y Parker: desde su ascenso a la fama hasta su estrellato sin precedente, pasando por sus distintas facetas musicales tan visualmente particulares.
Si bien “Elvis” es un filme biográfico especialmente adrenalínico -en el cual se obvian algunas cuestiones polémicas del artista- es a la vez un chillante retrato pop que hace culto a la figura de Elvis y lo que él simbolizaba en el panorama cultural y racial de los Estados Unidos durante la década de los 50 y de los 70. Con una estética tan estridente como la misma personalidad del músico, “Elvis” es una montaña rusa anfetamínica que no da respiro ni pausas, prácticamente como la vida misma del Rey del Rock.