Baz Luhrmann vuelve a su mejor forma con la biopic del Rey del Rock
El director de “Moulin Rouge” encuentra sus tópicos estilísticos en la vida del célebre cantante para hacer otra tragedia posmoderna, con mucho ritmo y rock and roll.
La historia es narrada por el Coronel Tom Parker (un notable Tom Hanks), representante y responsable de la muerte de la estrella del rock. No es spoiler porque, como es habitual en los films de Luhrmann, en un prólogo clipero resume todo lo que vendrá después, e incluso, el mismo narrador se presenta de esta manera: “soy quién entregó a Elvis al mundo, aunque algunos me acusarán de su muerte”.
Pero a Baz Luhrmann poco le importa la verdad de los hechos, que en última instancia serán juzgados por el espectador, sino los elementos visuales y sonoros para “orquestar” su nueva superproducción. El realizador australiano viene de pifiarla feo con The Get Down, la serie cancelada que hizo para Netflix, y este film es su gran regreso. Como Elvis (Austin Butler) cuando pierde la brújula de su carrera por la censura (por ser un adelantado a su tiempo), el director de El gran Gatsby (The Great Gatsby, 2013) regresa con todo su estilo a los escenarios.
El éxito y la tragedia, el cielo y el infierno, son los extremos por los cuales Elvis Presley pulula en la película. En el humilde hogar de su infancia lo vemos correr -en un plano aéreo cenital- del burdel a la iglesia, un lugar a metros del otro y con rituales similares que el pequeño artista toma de influencia para sus exóticos movimientos.
Del mismo modo que Luhrmann, Elvis entiende que no puede volver a medias porque su esencia está en salirse de la norma, en la rebeldía natural que lo caracteriza. El film utiliza tres momentos para expresar la necesidad del protagonista de ser él mismo, en el show en Texas, en el especial navideño y en el hotel intercontinental de Las Vegas.
Su lucha será contra su representante, la otra gran figura de este relato. Tom Hanks compone un personaje despreciable como pocas veces en su carrera. Un manipulador, tramposo, farsante empresario, que logra con sus recursos engañar constantemente a su impulsivo artista.
Pero Elvis (2022) también es la historia reciente de los Estados Unidos. Con habilidad el guión contextualiza el ascenso y caída en desgracia del cantante con la muerte de Martín Luther King o la de Kennedy, la guerra de Vietnam y el movimiento hippie. El mundo cambia en plena carrera de Elvis y él con el mundo.
Luhrmann utiliza la imagen como un lienzo para dibujar sobre ella. Las imágenes se suceden unas detrás de otras, con sobreimpresiones, diferentes estilos que van desde dibujos animados hasta collage de fotografías. Todo sirve para narrar con un montaje frenético y las canciones de Elvis inteligentemente puestas en la trama para hacer con sus letras avanzar la historia.
Elvis es el gran retorno de Luhrmann, apabulla pero sin indigestar al espectador, distrae pero sin perder el hilo de la historia, entretiene con una historia resuelta desde el inicio pero sin aburrir jamás.