‘Elvis’ es un viaje frenético y veloz de 2 horas y cuarenta minutos sobre aquel niño de Memphis a quien la música le poseyó el alma, alguien quien siempre quiso ser grande, alguien quien siempre amó a sus fans. Pero no todo brilla en esta colorida aventura. Buz Luhrmann decide contarnos esta historia a través de un narrador omnisciente que es el Coronel Tom Parker, interpretado sorprendentemente por Tom Hanks. El coronel Parker, un estafador por naturaleza, nos recuerda reiteradas veces que es él quien creó a Elvis Presley. Sin embargo, la película se encarga de subrayar las artimañas de este jugador quien no hizo más que manipular toda la carrera musical del rey del rock. Sin rebozo, la película parte de este vínculo para atravesar todas las décadas del mítico cantante hasta el ocaso de su carrera.
“Tú y yo somos lo mismo, dos extraños y solitarios niños, buscando la eternidad” le dice el monstruoso y codicioso Parker a Presley (Butler) para poder seguir reteniendo a su marioneta quien intentó pero nunca pudo salir. Una relación abusiva para cuestionar hasta el día de hoy. Pero lo que no se puede cuestionar es la actuación de Austin Butler quien es el encargado de darle vida al Rey. El talento de Butler es sin dudas el corazón que bombea la película.
Suena “Unchained Melody” en el Hotel Internacional de Las Vegas, Butler es Presley, Elvis es Austin. Así es como decide terminar la historia, estas dos almas se unen en una de las representaciones más sentidas y uno desde la butaca entre lágrimas se entrega a vivir ese legendario momento: el adiós al Rey.
Un estilo barroco con mucho color y luces, un montaje exaltado y la música como hilo que teje escena tras escena son las peculiaridades que nos regala Baz Luhrmann en ‘Elvis’, que por momentos puede ser avasalladora pero muy consciente de lo que quiere generar. Es un show desde lo visual hasta lo auditivo. En definitiva es un espectáculo, tal como lo fue Elvis.