El artista, el hombre, la leyenda...
Elvis es, como su nombre lo indica, la biopic de Elvis Presley, el solista más exitoso de la historia del rock, interpretado por Austin Butler, bajo la dirección de Baz Luhrmann. Y lo acompañan Richard Roxburgh, Olivia DeJonge, Helen Thompson y la estrella ganadora de dos Oscars Tom Hanks, entre otros.
Para contar esta historia, Baz Luhrmann tomó la decisión de optar por el mismo recurso narrativo de Amadeus (1984), que es abordar el mito desde la perspectiva de otro personaje. Y en este caso es Coronel Tom Parker, su representante, interpretado por un Tom Hanks que una vez más vuelve a interpretar a un hombre común envuelto en situaciones extraordinarias. Abordando veinte años de carrera del “rey del rock”, desde sus comienzos hasta su muerte
En primer lugar es necesario destacar el montaje, a cargo de Jonathan Redmond y Matt Villa, cuya velocidad vertiginosa sirve para condensar el enorme potencial narrativo en casi tres horas de duración, intentando mostrar de forma adecuada la dimensión del fenómeno musical. Y un comienzo caótico, que apabulla al espectador con sus saltos temporales, variedad de efectos de transición y cambios de formato, se va ordenando en función de la historia, sin perder el estilo.
Un párrafo aparte merece la fotografía, a cargo de Mandy Walker, con la constante espectacularidad de sus imágenes y sus incesantes movimientos de cámara. Así como también el vestuario y diseño de producción de la ganadora de cuatro premios Oscar Catherine Martin, la persona indicada para sacar provecho de la estética kitsch del protagonista, manteniéndose fiel a su vez al estilo visual de Baz Luhrmann, que ella misma ayudó a crear.
Y por último hacen falta mencionar las actuaciones, en primer lugar de Austin Butler, tanto por el parecido físico con la estrella como por la forma fidedigna en la que lo interpreta arriba del escenario, imitando especialmente su particular forma de bailar. Así como también a Tom Hanks, con un personaje más complejo, cuya codicia y habilidad para manipular a los demás lo convierte en un enemigo inesperado del exitoso personaje que él mismo lograra elevar a la cima de la industria musical durante más de dos décadas de trabajo.
En conclusión, con Elvis Baz Luhrmann aprovecha para sacarle el máximo provecho al personaje de la vida real que más se adecua a su estilo narrativo. Y marca un salto de calidad respecto de otras biopics musicales como Bohemian Rapsody (Bryan Singer, 2018), por ejemplo, ya que prioriza el homenaje a la figura tal como se la ve en la actualidad por sobre la humanización y el respeto por los datos históricos.