Una de las mayores decepciones del año, al menos para mí, es ELYSIUM, la ruidosa y poco entretenida película de Neill Blomkamp, en la que el director sudafricano de DISTRICT 9 lamentablemente parece preferir explotar su discutible talento como director de escenas de suspenso y acción abandonando casi todo lo que hacía a aquella película interesante y que tenía que ver con cierto grado de realismo en su composición de lugar.
Al principio parece que el filme va bien encaminado al dedicar un tiempo a observar el modo de vida en la Tierra en el siglo XXII, con Los Angeles devastada y convertida en una versión extrema de las ciudades más abarrotadas y pobres de América Latina. Digo América Latina porque la propia película, con su elección del castellano casi como primer idioma entre los que allí viven y un elenco que incluye a los brasileños Alice Braga y Wagner Moura, junto al mexicano Diego Luna, parece dejar en claro que esa ciudad es la pesadilla latinoamericanista con la que tiemblan los norteamericanos cuando les hablan de abrir las puertas a la inmigración.
elysiumLo curioso es que el filme de Blomkamp es, en cierto modo, una defensa de los derechos de los habitantes de los países pobres -o las clases sociales más bajas- por acceder a los mismos beneficios que los ricos. En esta distopia futurista los millonarios directamente abandonaron la Tierra para irse a vivir a Elysium, una suerte de estación espacial que funciona como una versión celestial de un gigantesco barrio privado. Los que siguen viviendo sojuzgados en la Tierra sueñan con llegar hasta allí, más que nada, porque los humanos han descubierto una máquina que cura todas las enfermedades automáticamente, pero es de uso exclusivo de los “ciudadanos” de Elysium. Si el hoy tan discutido Obamacare (la propuesta de salud universal que hizo el presidente de los Estados Unidos) necesita una película que lo sostenga, debería ser ésta. Si no gana por convencimiento, ganará por ruido.
Pero no lo es, porque una vez que Blomkamp plantea el conflicto central y lo pone en la piel de Max, el personaje que encarna Matt Damon, un ex presidiario y hoy obrero de una fábrica que se enreda en un operativo de guerrilla para viajar a Elysium y así poder curarse de una muerte segura por radiación, la película deja el asunto en un costado para transformarse en la versión progre de TRANSFORMERS. Escudándose en una causa noble y “políticamente correcta”, Blomkamp nos tira por la cabeza con un fastidioso ejercicio que combina fascismo narrativo, personajes inverosímiles y una trama entre desquiciada y absurda. Las “causas nobles” no le dan vidas extra a las malas películas.
elysium16Y ELYSIUM, más allá de su notable dirección artística, vestuario y diseño de producción, no es una buena película. Usa a Sharlto Copley (protagonista del anterior filme del director) como una especie de paramilitar de historieta que, con su escudo y espada, está más cerca de ser un Thor modelo Infiltrator que un personaje interesante. Ni hablar de Moura, encarnando un personaje “gangster/revolucionario” tan desquiciado como irritante e incomprensible. Hasta la gran Jodie Foster está dibujada en su papel a lo Donald Runsfeld. Damon y Braga hacen lo que pueden, que no es mucho (juegan una subtrama romántica y “sensible” que ya era mala en películas del tipo CIUDAD DE DIOS), mientras se acumula una serie de peleas que ocupan buena parte de la segunda hora del filme.
Max es la predecible figura cristiana que tiene que alterar desde los cimientos este imperio de desigualdades (los norteamericanos como los romanos de hoy) haciéndose cargo de los sacrificios que correspondan al atravesar la contienda. Un Cristo con gigantescos puertos USB conectados al cerebro, pero Cristo al fin, luchando por redimir a los millones y millones de desposeídos del mundo a golpes de puño. Damon, por momentos, parece mirar al resto del elenco preguntándose si no habría sido mejor gastar un poco menos de dinero en containers voladores y usarlo en contratar actores que no parezcan estar jugando a estar en una mala película sci-fi de Terry Gilliam con los amigos del colegio. Y su resignación parece ir más por ese lado que por saberse como termina la historia que cuenta la Biblia.
Elysium-fightSi vieron SECTOR 9 recordarán que allí también, en un momento de la narración, Blomkamp perdía la escala humana de la trama y se convertía en la versión sudafricana de Wall-E: aplastando y empaquetando basura con el volumen al máximo durante lo que parecía una eternidad. Aquí hace lo mismo, pero ELYSIUM no tiene siquiera la originalidad de aquel filme: su distopia marca favela ya fue mostrada mil veces y en mil variantes, de MAD MAX a esta parte. Y si solo la vas a usar de fondo para ganarte algún tipo de nota temática sobre la “ciencia ficción inteligente y socialmente responsable”, mejor sería sacarse del todo la máscara y pedir a mano alzada las llaves del reino del futuro reboot de TRANSFORMERS, en su versión tercermundista.