Luego de District 9, Neill Blomkam escribe y dirige Elysium un filme estadounidense de ciencia ficción que narra, de forma espectacular (en el sentido romano del término espectáculo), la historia de Max (Matt Damon), un terrícola que vive su adultez en el superpoblado e infectado Los Ángeles del año 2154.
Pero no todo es mugre y enfermedades, en el cielo de esta Tierra devastada se halla la esperanza de un mundo mejor. Elysium es el mundo de los multi millonarios y, en cierta medida, los elegidos. Rodeados de lujos extravagantes y con la posibilidad de vida eterna, los elysios sobreviven en una atmósfera controlada y en condiciones perfectas de temperatura.
Presentada la dicotomía, no es extraño que la trama del filme trabaje sobre todo tipo de estrategias, cuyos fines sean los de mezclar las dos realidades y dar nacimiento al conflicto trágico. Por eso, el protagonista (un seudo latino pobre) lucha contra su destino, y, de batalla en batalla, intenta cumplir su objetivo: llegar a Elysium. Cansado de su rutinario empleo fabril, comete un error que será la causa del comienzo de la trama.
Es recurrente la tematización de la política corrompida, la lucha indiscriminada por el poder, las enfermedades, la pobreza estructural, etc; en este género cinematográfico, que lejos de ofrecer originalidad se queda en el show de efectos especiales y happy endings insostenibles.
También es infaltable la presencia del elemento filosófico, que si bien, puede pasar desapercibido para el espectador medio, lo cierto es que se halla presente; y, en mayor o menor medida, elevan la simple trama a categorías éticas con un poco más de vuelo.
Por un lado vemos que por más lujo que exista en Elysium, las batallas aún son cuerpo a cuerpo, en donde el héroe debe exponer toda su humanidad ante el mal encarnado en un hombre-máquina superpoderoso, que no sucumbirá ante ninguna clemencia de piedad, pero que, casi mágicamente y como salvación de último minuto, el héroe logra vencer. Mientras esperamos ver con que gadget ultrasónico nos sorprenderá el antagonista al intentar vencer al héroe, nos desayunamos con la novedad de que el arma letal será un sable al mejor estilo kun fu. En Elysium la tecnología es de avanzada pero las fuerzas armadas se defienden con armas milenarias.
Por otro lado, y siguiendo con la presencia filosófica de elementos hallados en la superficie textual, se advierte que la temática central de la película, (motivación primordial de todos los sujetos actuantes) es la de recuperar la armonía que el futuro se encargó de destruir. No es casual que el nombre del filme sea Elysium, ya que dicho vocablo remite a la definición de campos elíseos: sección del inframundo de la mitología griega. Hegel fue uno de los filósofos vinculados al movimiento romántico que expuso en toda su bibliografía esta necesidad del mundo moderno de recuperar el equilibro griego. El encuentra en aquella ancestral cultura el modelo perfecto de unicidad. Elysium podría ser perfectamente la representación de dicho anhelo. Pero, ¿será posible el perfecto equilibro en el futuro? Lo cierto es que si pudiéramos resumir en una oración de que trata Elysium sería: Anhelos inconscientes de un pasado que supo ser armónico y de exquisito equilibrio.
Tal vez lleguemos a Elysium pero, ¿Qué hay después? El relato concluye con este interrogante que dejará pensativo a más de uno, ya que se sabe que la vida eterna no es para el cien por ciento de la humanidad.