Emilia vuelve a su pueblo después de muchos años afuera. La ruptura con Ana apuró la decisión. Se instala en casa de su madre y consigue trabajo como profesora en el colegio. De a poco, Emilia irá reencontrándose con la gente del pueblo, con los afectos del pasado, pero también con las sensaciones que la hicieron emigrar. El pueblo, que a Emilia siempre le pareció un lugar estático y previsible, se transformará en el espacio que le dará una nueva posibilidad de redefinir el sentido de su vida.