Emma: historia mínima y sensible
Es el resultado de un experimento narrativo de Juan Pablo Martínez, decidido a filmar un largometraje en el que las imágenes tengan mucho más peso que la palabra. El rodaje se llevó a cabo a partir de una escaleta reducida (doce páginas), pero la historia fue ganando espesor y profundidad. Anna, la silente protagonista (Sofía Rangone), llega desde Polonia, sufre la desaparición de su esposo, un empresario de la industria del carbón, y queda anclada en la Patagonia sin ninguna relación visible, hasta que conoce a un trabajador minero de Río Turbio (Germán Palacios). A partir de ahí se desarrollará una historia conmovedora, con recursos simples, sutileza y eficacia.