Emma

Crítica de Ariel Abosch - El rincón del cinéfilo

Cuando se dice que para comunicarse con el otro hay que hablar, expresar con palabras los sentimientos y pensamientos del modo más sincero y elocuente posible, esta película se encuentra en las antípodas de dicha reflexión. Esta nueva realización de Juan Pablo Martínez nos lleva a la provincia de Santa Cruz, en el poblado de Río Turbio, para contarnos una historia donde, prácticamente las palabras brillan por su ausencia, pues lo relevante se expresa con hechos, acciones y miradas.

Rodada en un lugar duro, difícil y áspero para vivir, porque los inviernos son crudos y la actividad principal la extracción de carbón, con la toxicidad que conlleva estar en contacto permanente con dicho mineral. La historia se centra en Anna (Sofía Rangone), inmigrante polaca que recide en una amplia y confortable casa de piedra y madera junto con su marido, un argentino que está desaparecido desde hace más de un mes cuya búsqueda ha cesado. Ana conoce de manera casual a Juan (Germán Palacios), quien trabaja extrayendo carbón, y a causa de ello sus pulmones están deteriorados, hecho al que él no le da la importancia necesaria, habitando en soledad una modesta casa arrastrando un pasado que lo tortura.

Lo que predomina entre ellos es el silencio. Al comienzo Juan le habla, pero ella no, aunque entiende lo que le dicen. Juan se vincula con Anna a través de acciones y pequeños gestos. No necesitan más que eso. El vínculo entre ambos se afianza. Los dos tienen perdidas importantes y a su manera se acompañan en el dolor.

El director prioriza reflejar las atmósferas que generan las escenas. El ritmo pausado obedece a ello, respondiendo también al ámbito que los rodea, el que no permite otra posibilidad..

El secreto y las incógnitas del por qué ella no habla, y los demás que intentan tener una charla con ella no lo logran, sin cuestionárnselo, producen intriga e incomodidad en el espectador. Pero es un error no aportar información sobre el origen, como asimismo respecto de la mudez de la protagonista, dejando en la nebulosa antecedentes importantes, explicitados sólo mediante la información de prensa. Es correcto darle un halo misterioso a la narración, pero en algún momento los conflictos tienen que develarse en favor de lo que estamos viendo y no abusar de la imaginación de quién asiste a una sala cinematográfica.