Alice Langlois (Éloide Bouchez) recibe la noticia de que finalmente su solicitud de adopción ha sido aprobada por el Consejo Familiar -organismo estatal francés-. El niño en cuestión se llama Theo y fue otorgado al Estado por su madre Clara (Leila Muse), una joven estudiante quien resuelve que no se siente capaz de criarlo. Esta decisión activa un proceso burocrático complejo en el que diferentes actores e instituciones deberán articularse, velar por el bienestar del pequeño y finalmente encontrarle un hogar. Resulta muy interesante la minuciosidad con la que el film describe esos procedimientos. Se nos informa que Clara dispone de un período de dos meses para retractarse, vemos cómo un consejero familiar llamado Jean (Gilles Lellouche) se encarga de cuidar a Theo mientras espera una familia adoptiva, y se muestran los debates y tensiones que surgen entre los expertos de diferentes áreas en las instancias de búsqueda y elección de candidatos a adoptar.