Es una de acción, la tercera colaboración de Bruce Willis con Steven C. Miller (“El gran golpe” y “Extracción”), aunque el director no explote ni su humor ni su ironía que lo convirtieron en estrella. Aquí la sorpresa es ver a “Anakin” Hayden Christensen como un padre de familia capaz de hacer todo por su hijo. El guión de Nick Gordon parece un panfleto de la “Asociación Nacional del rifle”. Es que ese padre, un educado inversor bancario, tiene que solucionar un tema de bullying que sufre su niño y no se le ocurre mejor idea que ir a su tierra natal entrenarlo en el uso de armas familiares en una cacería. Y aunque de palabra le indica que no debe dispararle a humanos, en un segundo lo esta haciendo en una situación que describe el titulo. Lo demás es descubrir que el comisario es corrupto, que participo de un robo, que tuvo que ver con la muerte de su padre, más el rapto del pequeño de mano de un ladrón buenito que lo educa en tema del valor masculino. Claro que hay acción, vueltas de tuerca, situaciones sádicas, y el banquero que se revela como un héroe de acción. Así de rudimentaria es la cosa. ¿Ira ese chico maltratado armado al colegio para poner las cosas en su lugar? La película no se ocupa de eso…