En defensa propia: thriller sin rumbo ni coherencia
Hayden Christensen interpreta a un ejecutivo de Wall Street, todo el día ocupado entre reuniones y llamados telefónicos. Su expresión concentrada cuando su esposa le pide que vaya a buscar al hijo de ambos, víctima de bullying en el colegio, es la misma que tendrá a lo largo de toda la película. Tal vez la misma que ya tenía en los episodios de Star Wars. Pero acá la historia es otra: para reparar su ausencia y su conciencia, decide llevar a su hijo a cazar ciervos con la escopeta de su padre, muerto misteriosamente hace tiempo. Padres, hijos, muertos, misterios. De algo de eso se trata En defensa propia, intento de thriller rural atrapado entre las numerosas inconsistencias del guión y la vocación casi inconsciente de hacer una película irresponsable sin nunca lograrlo.
El intento de aventura comienza con la llegada de la familia al bosque de la infancia, el entrenamiento masculino con el rifle y la ceremonia de la de caza que intentará forjar ese vínculo entre padre e hijo, afectado por la ciudad y los olvidos. Todo ese torpe prólogo se corona con una disputa entre ladrones de bancos en pleno bosque, un asesinato absurdo y una espiral de acciones confusas, filmadas con una cámara que nunca parece decidida a encuadrar lo que le importa. Una línea aparte merece Bruce Willis, que ya aparece cansado desde el comienzo, intentando hacer lo que puede con una historia que se desmorona a su alrededor.