Vi esta película en el Festival de Cannes 2012 y, luego de tantas demoras y atrasos, pensé que ya no se estrenaría en la Argentina. Cuando la vi me pareció un poco anodina y no demasiado creativa, pero no me molestó (como le sucedió a muchos colegas) ni me pareció fascinante (como le pareció a unos pocos). A juzgar por el casi nulo resultado comercial que tuvo en todo el mundo, queda claro que esta versión de EN EL CAMINO no pasará a la historia. De cualquier modo, creo que la película tiene algunos puntos rescatables. Aquí, una versión extendida de la crítica que publiqué aquí mismo durante aquel Cannes de hace casi dos años.
on-the-road“Es difícil cerrar opiniones sobre esta película. Muy pocos la consideraron una obra maestra, pero a algunos les gustó mucho. Los más estamos entre los que nos deja más dudas que certezas y los que, directamente, piensan que es mala o muy mala. Salles le imprime a la adaptación de la novela mítica de Jack Kerouac algo similar a lo que hizo con DIARIOS DE MOTOCICLETA. Su estilo es una suerte de “nuevo clasicismo” que toma de los aportes narrativos que hizo al cine mainstream la tradición francesa para lograr este ya no tan nuevo estilo de filmes -un poco como Y TU MAMA TAMBIEN, de Alfonso Cuarón- al que no puede acusarse de banal ni de simplista, pero que tampoco alcanza la crudeza necesaria, la voz personal, para transformarse en algo vivido, sentido, tocante.
Se trata de una forma de filmar y narrar “cool”, “estilizada”, “moderna”, pero que también está como removida un paso de lo real, lo urgente y lo personal. Hay destreza y buen gusto, pero nunca parece haber del todo algo verdadero, como si el formato incluyera una distancia emocional insalvable. Porque, es cierto, Salles no escapa a mostrar las partes más duras de la novela, pero de la manera en la que lo hace esa fuerza se difumina, se desarma. Queda la cáscara, el gesto, y la ambición parece tapada por la necesidad de que sea entendida y aceptada por mucha gente. A camino de esos dos mundos -indie y mainstream- anda la película.
on-the-road-riley-hedlundPara los que tomen a la novela como un quiebre revolucionario en la historia de la literatura, la película -que retiene buena parte de la historia- les dará esa sensación: que la película es una pasteurización de una gran obra. Para los que pensamos que, a esta altura, tanto el libro como la película forman parte del acervo reusable de la industria cultural, no nos producirá tanta molestia. Nos parecerá otro nuevo episodio en la campaña de conservación de un clásico moderno del canon literario ahora convertido en producto audiovisual de consumo masivo.
No errores notables ni el guión, ni en la caracterización ni en las actuaciones. No hay nada que esté necesariamente mal en la película. Pero, a la vez, al verla uno jamás tiene la sensación de que está ante la presencia de un gigantesco monstruo literario. A Salles lo condena la corrección, la prolijidad y las buenas formas. Solo en las escenas en las que los personajes bailan enloquecidamente parece haber algo de la libertad creativa y formal que son esenciales para entender el libro y su éxito. El resto no está a la altura de las circunstancias y uno termina teniendo más ganas de ver el documental que el propio Salles hizo sobre la investigación para el rodaje de la película que la película en sí…”