Adaptaciones, adaptaciones, adaptaciones. Si miramos con detenimiento nuestra cartelera local veremos que, muchas de las películas que más público están llevando a las salas no son
ideas originales de Hollywood, sino novelas adaptadas a la gran pantalla. “On the Road” (luego de muchos años de amague) se suma a esta onda ya que el director brasilero Walter Salles (también responsable por “Diarios de Motocicleta”) se animó a darle el “tratamiento Hollywoodense” al libro homónimo de Jack Kerouac .
La historia transcurre durante las décadas del 40/50 y cuenta la historia de Sal Paradise (interpretado por Sam Riley), cuya vida se ve completamente afectada cuando conoce a Dean
Moriarty (Garrett Hedlund), un joven con un espíritu más que libre, y a su novia Marylou (Kristen Stewart). Los jóvenes alocados emprenden un viaje a lo largo y ancho del
territorio norteamericano (e incluso un poco más allá) y se encuentran por el camino con una serie de situaciones y personajes que los marcarán para siempre.
Si bien la premisa suena más que tentadora, explorar junto a un grupo de jóvenes el tema universal de la búsqueda del ser propio y la independencia sin dar cuenta de lo que sociedad (padres incluidos) quiera o piense al respecto, la película se queda, justamente como lo dice su título, en el camino. Por momentos engancha pero por otros desencaja completamente. Si alguien va a verla desconociendo (o mismo conociendo) el hecho de que es una adaptación, se va a dar cuenta instantáneamente ya que aparecen un sinfín de personajes exóticos sin razón alguna de ser que, a menos que hayan leído el libro, no se llega a saber de qué manera afectan a los protagonistas y cuya desaparición es casi tan abrupta como su aparición.
En ese frenesí de sexo, drogas y jazz, se destaca la banda sonora, la cual remite al espectador automáticamente a la época en la cual los personajes viven esta vida al estilo Hemingwayniano y no sorprende cuando en los títulos aparece como responsable de la misma el gran Gustavo
Santaolalla. La producción y la fotografía también son para destacar.
En lo que al elenco respecta, las actuaciones de los personajes principales son respetables, aunque ninguna revelación se asoma por la ventanilla. Kristen aparentementehayvidadespuésdeCrepúsculo Stewart intenta despegarse de su poco afortunado personaje adolescente, pero no logra convencer del todo. El género indie tiene de vuelta a su musa por excelencia, la blonda Kirsten Dunst quien, aunque en un papel chico y poco común a sus estándares, ayuda a que la película no caiga estrepitosamente. Entre los personajes medio descolgados que aparecen se pueden contar grandes nombres como
Viggo Mortensen y Amy Adams quienes, lamentablemente, no aportan mucho a la trama debido a la poca claridad que sus roles tienen en la historia.
“En el Camino” es una de esas películas que despiertan sensaciones encontradas, no termina de convencer como “road pic” ya que por momentos se torna lenta y repetitiva ni tampoco se
perfila como una película indie-bomba-cultural (aunque eso es a lo que aparenta aspirar). Es una película olvidable, que se deja ver en un ataque de amor y locura beat pero que no sorprende
en ningún momento. Una lástima que después de tantos años de buscar financiación y responsables, su productor, Francis Ford Coppola haya terminado apostando por un producto un tanto mediocre.