Un barco sin brújula
Todos los mitos o fábulas tienen un comienzo, como así ocurre con En el corazón del mar y el fenómeno de Moby Dick. En el corazón del mar narra los acontecimientos de supervivencia que padecieron los tripulantes del navío inglés Essex luego de enfrentarse a una colosal y gigante ballena blanca. La desesperación por el hambre, la desesperanza y hasta la duda moral y ética de su trabajo en el mar, deja a los navegantes al borde de la locura en su búsqueda por continuar con vida para llegar a casa. Los hechos ocurridos en este film van más allá de lo que la novela de Herman Melville detalló en su relato.
El director Ron Howard, quien ya había dirigido a Chris Hemsworth en Rush (2013), promueve un desarrollo ejemplar sobre la vida en altamar, con sus contrapuntos y matices, y logra una adaptación más fiel en lo que respecta al océano y sus misterios, comparado a otras películas como, por ejemplo, Piratas del Caribe (2003). Por otro lado, se destaca en su labor por optimizar planos en detalle de las distintas maniobras que eran necesarias para viajar en barco, mostrando las dificultades que surgían en una encomienda de tal importancia. El buen apartado visual, con un uso medido y cuidado del CGI, acompañado de una gran calidad de imagen en 3D, deja al descubierto un guión flojo que no entra en sintonía con el relato. La fotografía por parte de Anthony Dod Mantle saca lo mejor de estos escenarios por la combinación de luces y contrastes.
Las diferencias tan notorias entre el primer oficial Owen Chase (Chris Hemsworth) y el Capitán (Benjamin Walker), ya sea por cuestiones de clases sociales (entre otros temas cliché) desaparecen ante distintos acontecimientos provocando un cambio en el foco de la historia. Además, no se observa un movimiento de timón que desprenda alguna sorpresa en cuanto a su desarrollo final o argumental.
En cuanto a las actuaciones, Hemsworth se corre de su papel de niño bueno de Hollywood y destaca a su personaje Owen como una persona de carácter, que busca el beneficio personal ante cualquier cosa. A Benjamin Walker le cuesta defender un personaje que carece de convicciones reales frente a los problemas que acontecen, además de una forzosa resolución en el final que contradice lo que profesa durante todo el film. Tom Holland, a quien veremos en Civil War (2016) en su debut como Spider-man, demuestra que está a la altura de papeles dramáticos y difíciles, al ponerse en la piel del joven Nickerson, narrador que cuenta la historia en su versión adulta, personificado por Brendan Gleeson.
Por otro lado, Cillian Murphy queda totalmente desaprovechado y fuera de la atmósfera que recubre a la película. Hasta se hace malicioso el intento de compatibilizar su personaje con el de Hemsworth, buscando generar un momento emotivo que no se desarrolla en profundidad en ningún momento de la película. Gleeson se muestra como un punto fuerte del film, a pesar de los pocos minutos que aparece en pantalla. El resto del elenco actúa de manera acorde y aceptable, sin llegar a destacarse en lo absoluto.
En el corazón del mar entretiene y deja disfrutar mucho su aspecto visual, como un bien logrado 3D, pero decae estrepitosamente en su historia y en la forma de desarrollarla, a pesar de buenas interpretaciones y una propuesta diferente de conocer las vivencias, algunas agridulces, de recorrer los mares.