La vieja escuela se niega a naufragar
El director y el equipo de Rush: Pasión y gloria recuperan el clasicismo hollywoodense para narrar una épica de aventuras con la historia que sirvió de inspiración para Moby Dick.
Aunque durante mucho tiempo se habló de este proyecto como una suerte de remake de Moby Dick, En el corazón del mar es, en verdad, la reconstrucción de un hecho real que sirvió de inspiración para que Herman Melville escribiera una de las grandes novelas de todos los tiempos.
La película arranca con el joven Melville (Ben Whishaw) visitando en 1850 en la isla de Nuntucket a Tom Nickerson (Brendan Gleeson), sobreviviente del naufragio del barco ballenero Essex ocurrido 30 años antes. Nickerson se niega a contar la historia (el alcohol le ayuda a ahogar las penas y a olvidar las secuelas de aquella tragedia) hasta que su esposa lo convence de que es mejor sacarse de encima toda esa angustia interna, ese dolor acumulado.
Así, a partir de largos flashbacks, el director de Apolo 13, Una mente brillante y El luchador va narrando la preparación de la expedición, el largo viaje de dos años y medio por las costas de Sudamérica con el objetivo de llenar barriles con aceite de ballena, la catástrofe posterior y una supervivencia que incluyó hasta canibalismo.
Con un presupuesto de 100 millones de dólares, imponentes efectos visuales y la espectacularidad del 3D, Howard construye una épica de aventuras old-fashioned y moderna a la vez. Una película de la vieja escuela (con algunos problemas de guión y ciertos excesos solemnes) que se queda por momentos a mitad de camino, pero que quienes disfutamos del clasicismo en estos tiempos de cine efímero concebido a puro impacto agradecemos.
Los protagonistas del film son el experimentado primero comandante Owen Chase (Chris Hemsworth) y el por entonces aprendiz Tom Nickerson (Tom Holland), quien funciona como narrador y dueño del punto de vista, mientras que el tercero en discordia a bordo del buque es el capitán George Pollard Jr. (Benjamin Walker).
Howard trabajó otra vez con Hemsworth (que venía de interpretar a un irresistible James Hunt) y con el mismo director de fotografía (Anthony Dod Mantle) y los mismos editores (Mike Hill y Dan Hanley) de Rush: Pasión y gloria. Si bien los resultados esta vez no son tan sólidos como en aquella incursión en el universo de la Fórmula Uno, el amor del director por el cine noble y bien narrado se mantiene inalterable. Aunque no del todo convincente, se trata de un tipo de producciones en vías extinción. Como las ballenas...