Salven las ballenas
En el corazón del mar (In The Heart of the Sea) se basa en el libro homónimo de Nathaniel Philbrick acerca de la expedición ballenera de 1820 que inspiró el libro Moby Dick de Melville.
Ron Howard nos muestra en el siglo XIX la época y codiciosa sociedad en la cual el negocio de la grasa de ballena era la primera industria petrolera fuerte.
Tenemos por un lado al Capitán George Pollard Jr. (Benjamin Walker), líder inexperimentado y que tan solo es promovido por portación de apellido. Y por el otro a Owen Chase (Chris Hemsworth), trabajador, hombre de mar preparado, quien espera ser el próximo capitán. Ambos estarán enfrentados desde un principio por sus distintas realidades.
En una época más cercana se encuentran Melville (Ben Whishaw) quien busca entrevistar al último tripulante vivo, Thomas Nickerson (Brendan Gleeson) del ballenero hundido Essex. Y acá es donde a priori tenemos el primer inconveniente del film: la negativa de Nickerson por ser entrevistado y la insistencia de su mujer, hacen de esta primera parte toda una secuencia forzada y sin ritmo.
La narrativa comienza a tomar vuelo de a poco, pero los flashbacks hacen que el relato vuelva a caer constantemente.
Ya en altamar llega el momento de ver en acción a la ballena, y lejos de contener escenas fascinantes, es lo más validero del film: la venganza de la naturaleza, la locura, la supervivencia, el canibalismo puro. E inevitablemente nos ponemos del lugar del más grande, que por momentos resulta ser el más débil.
El gran problema de En el corazón del mar es la falta de un fuerte conflicto dramático: lo poco que sucede resulta demasiado rápido y no logra explotarse la contracara entre ambos protagonistas. Y se suma a que el Nickerson de niño no es lo suficientemente importante dentro del conflicto.
La película no nos ofrece nada nuevo sobre el horizonte de películas de este estilo, y aunque intente evitarlo, se termina hundiendo en la nada.