Memoria y movimiento.
El documental dirigido por Alberto Masliah, a partir de una idea original de Liliana Furió se divide en dos mitades muy marcadas pero con un denominador común o nexo representado en un grupo de danza contemporánea llamado Compañia de Danza Sin Fronteras, cuya singularidad es la inclusión de personas con discapacidad.
Desde los ensayos a las puestas de coreografías con un hilo conductor relacionado con la dictadura militar, la danza de la memoria se expresa desde el movimiento del cuerpo incluso en aquellos cuerpos que no pueden estar de pie y requieren de una silla de ruedas para unirse a la coreografía completa. Hay cuadros más logrados que otros, músicos en vivo, aunque debe destacarse una buena fotografía a cargo de Mariana Russo y en complemento con una prolija dirección para que no se pierda en la imagen algún detalle y se amalgame la danza al cine.
El Parque de la memoria, lugar en el que el cuerpo busca desde el movimiento la libertad es uno de los espacios en los que el trabajo del grupo de danza contemporánea genera otro tipo de energía, así como la de un número de cierre donde una tela de gran dimensión se funde con las olas para que la danza, la memoria, el movimiento y la vida traspasen el tiempo y la pantalla.