El cine catástrofe vuelve a golpear con las fuerzas desatadas de la naturaleza en esta producción que no cuenta con grandes nombres (como ocurría en los años 70 con películas como Infierno en la Torre o Terremoto) y pone el acento en grandes tornados que se desplazan y multiplican amenazando a la ciudad de Silverton.
Antes de arremeter con secuencias de destrozos y de gran despliegue, el director Steve Quale (Destino final 5) recurre a la estética del falso documental con cámaras que van registrando el accionar por parte de un grupo de profesionales que se mueve en un acorazado preparado para estos fénomenos (un aventurero y una madre alejada de su hija); dos desprevenidos que parecen salidos de una película de JackAss; y un padre viudo, vicerector del colegio de la comunidad, que tiene a su cargo a dos hijos adolescentes. La trama hará que los caminos de estos tres grupos de unan para enfrentar a las fuerzas de la naturaleza.
Algunos momentos forzados (los chicos atrapados dejando un mensaje de despedida a sus padres) hacen que la tensión se disipe y el espectador espere una una aparición del tornado, el verdadero protagonista de la película. Las secuencias del los alumnos escondiéndose en el colegio, el chofer al que sólo le importa filmar el tornado lo más cerca posible o la impactante secuencia final con todos atrapados en un acueducto y en el “ojo de la tormenta”, suman nervios, espectacularidad y tensión. Nada nuevo, pero con la garra suficiente como para envolver al público durante casi una hora y media.
En el elenco aparecen el padre encarnado por Richard Armitage (Thorin en la saga El Hobbit) y Sarah Wayne Callies (de la serie The Walking Dead).