Película imperfecta pero con un fascinante “loco suelto en Manhattan”
Robert Zemeckis es un director que en el pasado ha realizado varios films notables como “Volver al futuro”, “¿Quién engaño a Roger Rabbit?”, “Forrest Gun” y “Náufrago”. No es el caso de “En la cuerda floja” (“The Walk”), que en conjunto no llega al nivel de las antes nombradas y de algunos más de sus hasta ahora 17 largometrajes, en casi 40 años de carrera cinematográfica.
Y sin embargo la visión exclusivamente en 3D (ya no está en IMAX) de los últimos treinta minutos resultan un espectáculo fascinante, como lo es el personaje que recrea la película. Ese tramo transcurre el 7 de agosto de 1974 y curiosamente este cronista, que en esa época residía en la ciudad de donde es originario el francés Philippe Petit, funámbulo y malabarista, no se enteró del evento que significó cruzar caminando sobre un cable los casi 50 metros que separaban a las Torres Gemelas. (Era verano en Europa y seguramente estaba visitando otro país y no leyendo los diarios!).
“Man on Wire” un documental en 2008 ya se había referido al tema, ganando incluso el Oscar correspondiente pero las imágenes que aquí se recrean son verdaderamente espectaculares y logran disimular las falencias de este film de Zemeckis. Para quien quede impactado con el hecho histórico vale además la recomendación de leer el libro del propio Petit aquí conocido (y recién editado) con el título local del film, cuyo original de 2002 es “To Reach the Clouds”. Las numerosas fotos que allí aparecen, incluyendo la de esta nota, son las que verdaderamente tomó Jean-Louis, uno de los amigos que acompañó a Philippe en esta verdadera locura en Manhattan.
En el papel de Philippe Petit no defrauda Joseph Gordon-Levitt (“Origen/Inception”, “Looper”) aunque hubiese sido preferible que lo encarne un francés. Ben Kingsley jerarquiza el reparto con su interpretación de Papa Rudy, su mentor y que le aconseja usar una cuerda de seguridad, que obviamente el “loco suelto” ignora. El resto del elenco es poco conocido aunque vale destacar la dulzura de Charlotte Le Bon como Annie, su compañera y pareja en ese momento.
El libro de Petit reserva algunas sorpresas adicionales, que la película no menciona, como la mención del mago argentino René Lavand (recientemente fallecido) cuando dice textualmente: “Siempre que abordé lo imposible y lo milagroso de la aventura del World Trade Center, me acordaba del mago René Lavand” - ¿le he contado alguna vez? – que sólo tenía una mano. Poeta y extraordinario prestidigitador de cartas, desconcertaba a sus colegas ilusionistas concluyendo sus brillantes demostraciones exclamando: “¡Lo que acabo de mostrarles puede también hacerse con dos manos”. Un bello y merecido homenaje.