Anthony Hopkins es un excepcional analista que puede descubrir asesinos seriales. Se retiró por una tragedia personal, le piden volver y el tipo, por algo que ve, vuelve a pesar de su renuencia. Trabaja con un detective, Colin Farrell. La relación entre los dos es lo que hay para ver en esta película; el argumento y el suspenso son más bien leves. De acuerdo a cómo se sienta viendo a estos señores en escena depende si va a sentirse aburrido o no: es toda la atracción del film.