Tierra de (buenos) policías
A comienzos del corriente milenio David Ayer debutó como guionista de la bélica U-571 para luego dar paso a las carreras de autos y la acción con Rápido y Furioso, aunque el verdadero salto a la fama lo dio en el 2001 con la crítica Día de Entrenamiento. Luego de debutar en la dirección con Harsh Times y después de realizar Reyes de la Calle vuelve a ponerse detrás de las cámaras para rodar En la Mira, un policial panfletario que va totalmente en contra del espíritu de detracción que supo tener este escritor en el pasado.
En la Mira nos contará las andanzas de Brian Taylor (un pelado Jake Gyllenhaal) y Mike Zavala (Michael Peña), dos excelentes oficiales de policía de Los Ángeles que luego de algunos allanamientos comienzan a ser un problema para un poderoso cártel que se encuentra vendiendo droga en la zona.
Hay varios inconvenientes con En la Mira, puntualmente desde lo formal, pasando por lo narrativo y hasta desde lo ideológico. La puesta en escena del film simula el falso documental por medio de varias cámaras que poseen los oficiales en su ropa, en la patrulla o incluso desde una videocámara de mano. Con la intención de aportar vértigo, tensión y principalmente acercarse hacía un registro "real" de, justamente, la realidad, Ayer pretende justificar la intromisión de esas filmadoras por medio de un proyecto que Taylor está llevando adelante y que nunca se termina de desarrollar. Ese casi nulo desarrollo termina por generar un molesto disociamiento con el objetivo de la película. Obvio que estas falencias son "permitibles" siempre y cuando la obra cumpla con una cuota mínima de entretenimiento. El problema es justamente que En la Mira plantea todo con mucha seriedad, dejando poco espacio para que el disfrute permita una visión más relajada y no tan estricta.
Sin dudas lo peor del tercer largometraje del citado realizador es la ideología que maneja y lo que es infame es cómo lo maneja. A ver, Hollywood ha hecho a lo largo de la historia miles de películas panfletarias y nacionalistas, pero lo que destaca (para mal) a En la Mira por encima del resto de estas malas y regulares obras es su intención por documentar la realidad, por mostrarle a la gente lo bueno que es ser policía y lo malo que es ser delincuente. Si a eso le sumamos encima que los "villanos" del film son solamente mexicanos y negros caemos en la cuenta de que el combo está completo. Pero como si fuera poco David Ayer agranda el pedido con una excesiva cuota de crueldad, estupidez y sadismo hacía los nombrados malvados. El tema es que encima las fuerzas del bien son mostradas como eficaces, buenas personas y principalmente heroicos policías -salvan a dos nenes de un incendio entrando a una casa en llamas dos veces (!!!) antes de que lleguen los bomberos- que no dejan ningún espacio para un tono diferente que brinde un poco de "objetividad" o humanidad a este relato tan alejado de la realidad que tanto intenta pregonar. No hay policías corruptos o violentos, y si hacen uso excesivo de la fuerza (como la balacera que le propinan a dos sospechosos al comienzo de la obra), En la Mira se encargará de contextualizarlo para conseguir una "pulcra" justificación que imposibilite el juzgamiento del público. Habría que investigar si el departamento de policía de Los Ángeles no financió este proyecto para convertirlo en un tosco spot institucional para reclutar agentes de casi dos horas.