“Juegos del hambre” casi sólo para fans
Según la película anterior y el libro de Suzanne Collins- se suponía que una vez que los jóvenes voluntarios para pelear en una justa a muerte lograban sobrevivir, no tendrían que participar más en los "Juegos del hambre" diseñados como distracción popular en un futuro totalitario. Pero en esta segunda entrega de la saga, esta sociedad futura se está volviendo aún más dictatorial y su opresión al pueblo es mucho más violenta, lo que convierte a la heroína Jennifer Lawrence en un peligro para el Estado, ya que su sola presencia agita a los revolucionarios.
Por eso, tal como lo ve venir el espectador ya desde los primeros minutos del film, el Presidente personificado por Donald Sutherland cambia las reglas del juego y arma otra contienda destinada a liquidar a los héroes populares de la mejor manera posible. Así es como estos nuevos "Juegos del hambre" enfrentan a los sobrevivientes de todas las justas pasadas entre sí, hasta que sólo quede uno con vida. El clima revolucionario favorece un poco a esta "Los juegos del hambre: en llamas", sobre todo en el primer tercio de las casi dos horas y media de film, donde el director Francis Lawrence logra una interesante descripción de un futuro totalitario, en especial durante la gira "triunfal" de los protagonistas por las distintas regiones de lo que quedó de EE.UU. Lamentablemente, la película es exageradamente larga, teniendo en cuenta que hay que esperar una hora completa antes de que la trama desarrolle sus obvias vueltas de tuerca.
El hecho de que esta vez no se enfrente solamente a adolescentes sino también a adultos incluso entre los "tributos" hay una anciana- ayuda a un tratamiento más adecuado de las partes más fuertes, evitando el sinsentido de la ultraviolencia light de la primera película. El resultado no está del todo mal, pero el principal problema es que la acción tarda tanto en llegar que para cuando empiezan de verdad los nuevos juegos, tal vez sólo los fans a muerte de la novela puedan seguir manteniendo el interés.