Cenizas de un exito
Nunca fui amigo de esta clases de producciones, pero en su momento lo que me pasó con la primera entrega de “Los Juegos del Hambre” dirigida por Gary Ross fue que su historia me llamó rápidamente la atención.
Si bien la originalidad no estaba a la orden del día (en muchos aspectos es similar Battle Royale de Koushun Takami), para ser Hollywood y tratarse de un best seller, me parecía algo innovador e interesante.
El trabajo de Ross en su momento, si bien no me parece una obra de arte, acertaba en dos aspectos: Ritmo y suspenso. Ambas cosas le impregnaban a aquel film dinamismo y sorpresas hasta su final, lo cual me dejó con un buen sabor de boca.
Para esta segunda parte, habiendo digerido todas las sorpresas, los giros y las idas y vueltas de su antecesora, me esperaba mucho más y el resultado es un producto regular, casi paupérrimo.
Dirigida por Francis Lawrence (Constantine, Soy Leyenda), “En Llamas” retoma las líneas abandonadas en la primera entrega: Katniss (Jennifer Lawrence) y Peeta (Josh Hutcherson), ganadores de la 74º edición de los juegos del hambre envueltos en un falso circulo de éxito que intenta distraer a la población de los distritos de sus verdaderos problemas, se ven nuevamente obligados a participar de la competencia que los traumó hace un año, en lo que esta vez se conoce como “Vasallaje de los Veinticinco”.
En pocas palabras: Una cacería mortal entre los ganadores de todos los juegos anteriores para conmemorar los 75 años de dominación del Capitolio.
Creo que ahí radica el principal problema de la película (lo cual habla también un poco de la calidad de la saga) y es que en esta segunda incursión se vuelven a repetir los esquemas de la primera entrega, volviéndose completamente predecible y aburrida.
La última hora de “En Llamas”, que viene a ser la más interesante de esta producción en todos los sentidos, ofrece lo mismo que su antecesora, con algunos pequeños e intrascendentes cambios (el escenario, las dificultades y los participantes).
Nuevamente asistimos a la presentación de nuestros personajes frente a los espectadores del nuevo show, para luego verlos entrenando para los juegos, eligiendo sus aliados y finalmente participando de la cacería, algo que ya no sorprende ni puede generar mucho entusiasmo.
Poner a los mismos personajes, en la misma situación, ya sabiendo de antemano que si lograron sobrevivir en la primera ocasión seguramente en esta lo vuelvan a lograr, es algo a lo que no le encuentro gracia ni lógica.
“En Llamas” en términos de linealidad para la saga de “Los Juegos del Hambre”, no avanza, ni tampoco retrocede. Solo se estanca y promete.
La resolución pasa a convertirla en una película puente, cuya única función parece ser un prologo de la tercera parte por llegar, la cual de por sí tendrá que tapar varios agujeros pendientes.
Con personajes completamente chatos que de repente adquieren una trascendencia injustificada y desmedida, situaciones que se desarrollan de formas imprevisibles y casi dos tercios del film donde no pasa absolutamente nada significativo, “En Llamas” es más de lo mismo, aunque en forma de reflejo borroso de algo que funcionó en su momento y ahora (¿Tan pronto?) muestra signos de agotamiento.
Bajen las expectativas porque están frente a una película tan tibia que es incapaz de quemar a nadie.