Juventud más rebeldía
Superior a la primera película de la saga, empieza a definirse el costado más crítico a la sociedad tiránica, sin perderse el entretenimiento.
Juventud más rebeldía es una fórmula que siempre ha sido exitosa en el formato que se la presente: libro, filme, serie de TV. Sea Novecento o Soñadores y Bertolucci o esta Katniss Everdeen que en En llamas defiende la libertad de los distritos en que quedó dividido el poder.
Más subversiva que la primera entrega de la saga de Suzanne Collins, en En llamas no es sólo el juego lo que se pone, en fin, en juego. No es una cuestión de supervivencia del más apto, sino que, amén de tejer alianzas y armar estrategias, lo que está en pugna en este futuro pseudoapocalíptico es la rebelión. Para terminar con la tiranía.
Katniss es una mujer joven -pero no adolescente- y bien consciente. Tiene sentimientos que afloran, llora, pero también la agresividad de la presa que se sabe en peligro. La ferocidad que escupen sus ojos en el desenlace dice y preanuncia mucho de lo que vendrá.
Contada como si fuese una fábula, Katniss empieza de gira por los distritos junto a Peeta, victoriosos de los 74° Juegos, como terminaba la primera película. El presidente Snow (Donald Sutherland, que es malo y le gusta serlo) no la ve con buenos ojos, y cambia las reglas. Para el 75° aniversario de los Juegos, deberán competir antiguos ganadores. Ya se sabe cómo es esto: va una pareja por cada uno de los 12 distritos y sólo puede sobrevivir un integrante.
La crítica a la inutilidad de las guerras y los realities shows -hay que darle circo al pueblo, como si fuera un espectáculo de gladiadores- está para quien quiera verla. “Hay que alimentar al monstruo”, dicen: que cada uno entienda a qué se refieren.
Hay nuevos personajes como Plutarch Heavensbee, el flamante titiritero detrás de los Juegos (Philip Seymour Hofman), quien cuando Snow brama porque Katniss muera, le dice una sola palabra. Escueta. “Paciencia”.
Y paciencia hay que tener hasta que empiecen los Juegos, pero como la trama se pone más y más interesante, nadie en la platea desespera. Aparecen personajes que serán claves aquí y en las dos partes en que se está rodando Sinsajo (la conclusión), como Heavensbee, o Finnick, y luego las amenazas consisten en pájaros que atacan, niebla que es gas venenoso, simios salvajes que no parecen digitales como los lobos de Crepúsculo, y más.
Si En llamas es mucho más madura, tiene más trasfondo y entretiene más -dura casi 150‘- es porque es el mejor libro y Lawrence y cía parecen sufrir y estar compenetrados de verdad. Los fans, encantados.