un drama bucólico con óptica femenina
En lo profundo del bosque resulta un inspirado relato que narra el fin de la civilización desde la óptica de dos hermanas.
Uno de los aciertos de este singular drama postapocalíptico es su discreta bajada de línea; pocas películas hacen gala de un feminismo tan auténtico y espontáneo. Patricia Rozema, guionista y directora, reivindica los lazos femeninos en consonancia con el devenir dramático. Nada está ideológicamente forzado ni suena pretencioso. La metáfora, simplemente, fluye del relato.
En lo profundo del bosque narra el apagón masivo de servicios en un futuro cercano, con todas las consecuencias civilizatorias –o rupturas del pacto social– que ello implique. La falta de luz, Internet y agua crea una atmósfera similar a las propuestas por la serie Black Mirror, pero como el foco aquí está puesto en la frágil supervivencia de dos hermanas, interpretadas por Ellen Page y Evan Rachel Wood, el alarmismo distópico no tiene tanta cabida. La cámara, de hecho, no se despega nunca de las jóvenes, retratando con delicado intimismo cómo reestructuran sus vidas en una cabaña perdida.
El tono elegido por la directora parece ser el correcto: detalles, situaciones, momentos. Un guion que se rehúsa al thriller para favorecer la poesía. Bajo esta decisión estética, la película entra en conflicto: no desea aumentar sus pulsaciones pero tampoco posee la sabiduría cinematográfica justa como para impregnar sus escenas de precariedad existencial. El realismo se torna lánguido y esquemático, aún con la evidente entrega de ambas actrices.
El uso de las elipsis es interesante, así como la percepción del tiempo a través del deterioro de los espacios. En este mundo que se derrumba, las mujeres maduran y descubren su fortaleza de manera convincente. Quizás allí donde el filme debía encontrar su fuerte, en la psiquis de sus heroínas, se torna vago y carente de tacto, como si se filtrase la fórmula de una saga teenager.
Aún con estas desprolijidades, el abordaje de otra debacle mundial es novedoso, y el enaltecimiento del feminismo se desprende de la mirada enternecida que la directora posee para con sus criaturas. Sonrisa silenciosa y bienvenida dentro de una cartelera que busca llamar la atención con rugidos.