Muy buena opera prima del actor en la que, basándose en un guion propio que recupera experiencias de su adolescencia, logra reflejar con notable verdad y humanidad la complicada, placentera y dolorosa aventura de crecer.
La opera prima como director del conocido actor es sorprendente pero no necesariamente por la temática en la que se centra sino por la manera de contarla, su puesta en escena, su extrañeza cinematográfica. Una historia de coming of age adolescente bien podría estar dentro de la órbita, uno imagina, de un actor como Hill. Lo que es inesperado es la manera formalmente arriesgada y la manera sensible e inteligente de ponerla en escena. Más que una película cool sobre adolescentes skaters en los ’90, el actor de EL LOBO DE WALL STREET se despacha con una mirada compleja, nostálgica pero a la vez muy humana y realista acerca de las dificultades y placeres de esa experiencia.
Stevie (Sunny Suljic) es un preadolescente californiano un tanto solitario y torpe que vive a la sombra (y con miedo) de su hermano mayor, Ian (Lucas Hedges), que lo maltrata permanentemente. Ambos viven con su madre (Katherine Waterston) y Stevie trata de conectar con otros chicos un poco mayores que él, algunos de los cuales son skaters. De a poco, y siendo bastante ignorado por casi todos, el chico empieza a formar parte de ese grupito, más que nada a partir de su relación con uno de sus miembros, Ruben, que lo usa para liberarse a sí mismo de ese lugar de receptor de las bromas de los otros. También están Ray, el mejor skater del grupo; Fuckshit, que lo conoce de la infancia, y Fourth Grade, el que se dedica a filmar a los demás, un poco como sucede en el documental MINDING THE GAP.
La película se centra gran parte del tiempo en las aventuras de Steve con estos chicos mayores que él y en sus esfuerzos para “pertenecer”, muchos de los cuales son bastante torpes. Pero su grupito, más allá de algunas circunstancias, lo adopta y para él ese es el mejor de los mundos posibles, especialmente cuando empieza a experimentar con alcohol, mujeres y drogas, aun con los problemas que en algunos casos esto les trae. Pero, claro, también está su hermano que, con sus propios problemas, le dificultará cada posible momento de disfrute. El film es un lírico homenaje a esa adolescencia tan californiana de entonces, entre estacionamientos enormes, tiendas abiertas las 24 horas, autopistas para recorrer en skate, un discman en la cintura y los misterios del mundo que se comienzan a revelar de a poco.
Filmada en 16mm, en formato clásico (4:3), con algunas bellísimas secuencias de skate y algunas formas originales de registrar ciertas escenas de camaradería adolescente, EN LOS 90 aprovecha también la música de esa época, esquivando por lo general los grandes éxitos y hallando canciones que no solo son representativas por la nostalgia sino por lo que expresan ante cada determinada situación. La banda sonora –supervisada por Trent Reznor y Atticus Ross, compositores además de la música incidental– incluye temas de Pixies, Cypress Hill, Nirvana, Bad Brains, A Tribe Called Quest, The Misfits y Wu Tang-Clan, entre otros. Pero en casi ningún caso son sus canciones más conocidas. Entre tanto hip-hop y punk, una gran escena, de hecho, transcurre musicalizada por “We’ll let You Know”, bellísima canción del album “Your Arsenal”, de Morrissey
EN LOS 90 no intenta ser más que eso. Si bien tiene similitudes con films como KIDS, PARANOID PARK o hasta la atmósfera de algunas películas de Richard Linklater de la época, Hill recién sobre el final empuja el drama hacia situaciones más tensas o límites. Y más allá de que allí la película tome algunas características más clásicas (y, si se quiere, funcionales), Hill nunca pierde de vista que lo principal está en reflejar la verdad de la experiencia más que en resolver la anécdota. Los conflictos están, pero se integran a una realidad socioeconómica que trasciende la pantalla. Lo que el actor de la reciente THE BEACH BUM quiere y logra transmitir es lo que era ser adolescente entonces, cuando la tecnología no tenía la presencia dominante que tiene en la actualidad. Acaso las sensaciones de soledad, miedo, pertenencia, amistad y dolor que surgen a esa edad puedan ser similares hoy, pero cinematográficamente son muy diferentes