Llega la ópera prima de Jonah Hill (“Superbad”, “The Wolf of Wall Street”) como director. Un drama naturalista y nostálgico sobre los años 90 que intenta emular la ciudad de Los Ángeles en aquella década por medio de un grupo de chicos que pasa el tiempo andando en skate. Un coming of age que hace hincapié en el valor de la amistad en los tormentosos momentos donde uno atraviesa por problemas familiares o domésticos.
El largometraje cuenta la historia de Stevie (Sunny Suljic), un chico de 13 años, el cual es golpeado diariamente por su hermano mayor (Lucas Hedges) e ignorado por su madre (Katherine Waterson). Así es como el protagonista decide refugiarse en el skate y más precisamente en un grupo de chicos más grandes que pasan el tiempo en un local que vende patinetas y accesorios para patinar. La diferencia de edad, de clase social, de núcleos familiares y otras cuestiones entrará en juego en este vínculo que hará que Stevie comience un proceso acelerado de crecimiento.
El film, escrito y dirigido por el propio Hill, se nutre de situaciones realistas, de un aire melancólico y de cierta rigidez con la que se decide presentar los acontecimientos. Un retrato acertado, duro e inclemente de un contexto y una época muy particular para la cultura norteamericana. La pericia narrativa que maneja Hill sorprende por su cuidado naturalismo, hecho que se ve acrecentado por la excelente decisión de haber filmado la película en 16 mm, lo cual no comprende solo una decisión estética bien marcada sino que también le agrega un registro cuasi documental bien amalgamado y combinado con la música compuesta por Trent Reznor y Atticus Ross.
Con un inspirado trabajo de guion, un desempeño técnico bastante acertado y un elenco extraordinario, “Mid90s” se presenta como un relato indie logrado que se aferra a su aparente simpleza y pequeñez para otorgarnos un retrato puro y emocionante sobre los años ’90. Un pequeño gran paso para Jonah Hill en su inicio como director.